Supongo que a veces la vida es más fuerte que la escritura. Recuerdo a menudo lo contrario, lo que recomendaba Flaubert “vive como un cordero para poder escribir como un león”. Parece que para poder realizar una escritura de nivel hay que dedicarle tiempo en condiciones. Pero ya nadie puede negar que el vivir intensamente también ha propiciado que surgieran grandes escritores. Al final, nada es categórico.
Lo anterior me sale al paso al tratar de introducir a Gauz, cuyas mil vidas se me antojan de pronto necesarias. Si bien el envoltorio puede llamar a engaño, su ferocidad ante cualquier tema, debajo está un ser humano que ante todo ríe, lo más importante para enfrentar cualquier cuestión.
Gauz se presenta a si mismo “como artista ecléctico e iconoclasta, marxista-leninista y enamorado de la inteligencia humana”. Ha combinado decenas de trabajos dispares con una vida de nomadismo perpetuo. Su centro gravita en torno a la necesidad de enseñar, a través de malabares con el lenguaje y la forma, cómo podemos llegar a entendernos mejor. Alejar el salvaje capitalismo y dar una oportunidad al humanismo salvador. Aupado por las ideas de bien común, igualdad y cuidado mutuo. Desenmascarando el racismo, el clasismo y la injusticia.
Así, su literatura que ya podemos leer casi íntegra en castellano, empezando por el relato incluido en Doce relatos urbanos. Doce miradas africanas, (ed.Baile del Sol y Casa África), juega con el lenguaje, intenta encontrar el formato adecuado para lograr transmitir la rabia y el dolor cuando aparecen el rechazo y el abuso de poder. Y también las frágiles pasarelas que se construyen para unir mundos, imperfectas y luminosas.

Su primera novela Cobrar por estar de pie (Ed. Baile del Sol y Casa África) es certera en mostrar nuestras propias sociedades, obscenas en su capitalismo, y el trato que guardamos para los que “llegan de fuera”, de más allá, de donde avanza ese espejo que nos devuelve nuestro inmenso ego-mundo siempre en el pedestal más alto. Su segunda novela Camarada Papá (Colección Libros del baobab. Ed. Libros malas compañías) nos sumerge en los primeros tiempos de la colonización en Costa de Marfil. A través de esta inmersión el escritor se mete en la cabeza de un atípico colonizador blanco del siglo XIX, aprende a ser blanco a la vez que va descubriendo la historia de su país y va mostrando los resortes internos de un mundo que se ha movido siempre de manera desigual, defendiendo una idea de civilización que se torna engaño al igual que un sistema depredador que hace del ser humano un esclavo. Sobresale la voz del niño narrador, llena de ocurrencias y la figura del padre de este niño, que muestra el activismo africano de los años 60 y 70. A la espera de publicarse está su tercera novela Black Manoo en la que otra vez hace gala de su dote de gran observador social.
Los imprescindibles de Gauz

La vida por delante (La Vie devant soi) de Romain Gary
La historia de Momo y Madame Rosa, prostituta, tiene su reflejo en Camarada Papá. Influencia que en ningún momento ha negado el marfileño, “se trata de invención de una lengua al servicio de una historia… este libro es como la lengua de Abiyán, siempre inventando con el único propósito de la belleza de la historia.”

Los soles de las independencias de Ahmadou Kourouma
Otra novela que da mucha importancia al lenguaje, de hecho hay un manejo del mismo de muy difícil traducción, y es además un clásico. Como expone César Mba: “En Los Soles, Kourouma hizo hincapié en los factores que más tarde desencadenarían el estallido de la crisis del estado poscolonial africano: la extroversión del estado, la desconexión entre gobernantes y gobernados, la instrumentalización del desorden, el enfrentamiento entre la gnosis africana y la occidental, la falta de legitimidad sociológica de las fronteras poscoloniales, la re-construcción instrumental del tribalismo, la explotación de la mujer… Una lectura de Los Soles ofrece las claves para interpretar y entender la situación por la que atraviesa África en estos momentos .”
El escritor la elige porque “la leí con 15 años….¡La leí mientras escríbia¡ Este libro logró que confiara en mis habilidades y en mis destrezas para escribir”.

Todo se desmorona de Chinua Achebe
Toni Morrison afirmaba “La literatura africana sería impensable y estaría incompleta sin las obras de Chinua Achebe. En pasión, intelecto y prosa cristalina, no hay escritor que lo haya superado». Estamos ante un clásico que el propio Gauz leyó en la escuela: “Primero lo leí en francés, estaba dentro del programa escolar… la historia de África antes de que los blancos llegaran era impresionante, pero estaba seguro de que me estaba perdiendo algo, así que decidí leerlo en inglés. El libro era tan diferente en su idioma original. Mucho más fuerte y tan hermoso”

Sozaboy de Ken Saro-Wiwa
El gran escritor nigeriano, que a consecuencia de su activismo fue ahorcado junto a otros siete presos de conciencia en 1995 por el general Sani Abacha, que gobernaba entonces Nigeria, es el último de los títulos del cuarteto de imprescindibles del escritor. Esta novela no se encuentra traducida al castellano, entre otras razones por la extrema complejidad del uso del lenguaje, una – sino la más – notable obsesión del marfileño. “Fue el primer libro sobre un niño-soldado en África y está escrita con un increíble lenguaje (sí, lo confieso, tengo obsesión con el lenguaje) el slang pidgin inglés que utiliza el niño describe de una manera inocente el lado horrible y oscuro de los seres humanos en la guerra”.
La vida por delante, de Romain Gary, también es uno de mis imprescindibles. De Armand Gauz todavía no he leído nada. (Confieso que no lo conocía) Me pondré a buscarlo y leerlo.
Gracias por divulgar esta literatura. Me has abierto un mundo nuevo para explorar. 🙂
Salud!
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Gracias por comentar. Lee a Gauz y luego me cuentas. Un abrazo
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