Han pasado más de treinta y cinco años desde que Angola lograra la independencia, más de veinte desde que Artur Petana, Pepetela, escribiera este libro y más de diez desde que se puso fin a la larga guerra civil. Sin embargo, este libro basado en el recorrido vital de varios personajes desde la clandestinidad hasta la independencia de Angola y sus años inmediatos posteriores, no deja de ser un brillante relato sobre la lucha por lograr un objetivo y su desencanto cuando éste no resulta ser lo esperado.
En 2011, el escritor avisaba sobre la realidad que se vivía en Angola. Un país con grandes tensiones sociales en su seno consecuencia de unas desigualdades sociales notables entre una inmensa mayoría pobre y una minoría rica. Además alertaba sobre la riqueza natural del país, petróleo, que podría ser la verdadera razón de una intervención extranjera militar en el mismo. Hoy, Angola es uno de los destinos de los portugueses que se ven obligados a dejar su país debido a la situación en la que se encuentra en la actualidad Portugal a consecuencia de los efectos perversos de la llamada «crisis económica mundial».
Los personajes principales de La generación de la utopía se reúnen en «La Casa» en Lisboa, donde debaten y se relacionan. Son las primeras ilusiones, la toma de contacto con el compromiso político, los debates teóricos, las múltiples caras que hay a la hora de elegir el mejor camino para lograr la independencia de Angola. Sin embargo, no siempre lograr el objetivo trae la justicia y el mundo soñado. A medida que van transcurriendo los acontecimientos y los años, irán mutando: algunos se irán desmarcando y situándose en los diferentes extremos desde el compromiso hasta la traición.
La novela está dividida en cuatro partes: «La Casa-1961» situada en Lisboa; «La Chana-1972″ en la que se describe la lucha activa;»El pulpo-1982″ cuando ya Angola es independiente pero está bajo la lucha de guerrillas por el poder ;»El templo-1991» en una Angola en paz donde se dibujan otros horizontes.
En Lisboa, los estudiantes tienen las ilusiones intactas, sueñan con la independencia y con una sociedad más justa. Se van perfilando las personalidades de estos personajes que ya no nos abandonarán, como si formaran parte de nuestra propia memoria. Sobre todo Sara, Malombo, Aníbal y Vítor, junto con otros hacen eso tan difícil que es traspasar el papel e instalarse con nosotros a nuestro lado mientras leemos. Son la generación de la utopía, la generación del sueño y de los ideales grandes, la generación dispuesta a darlo todo por cumplirla. Habla esta novela sobre la propia deriva de muchas utopías, desde la toma de conciencia política en este caso, donde se abre la esperanza, hasta la desilusión final. Desde los primeros pasos ilusionantes y desbordantes de energía, hasta los estertores de la misma, donde ya se ha dado todo y solo queda el último recuento, ése en el que no podremos eludir la cuenta final. En el medio muchos de ellos habrán ido tornando sus intereses, desde el idealismo hasta la riqueza material.
La novela atrapa y avanza rápida, a pesar de que hay muchos diálogos profundos y de intenso repaso de dilemas a los que se van enfrentado los personajes: la lucha por la independencia, los ideales, la clandestinidad, la toma de las armas, hasta la pregunta final: si realmente valía la pena el sacrificio de toda una vida. Como toda lucha por la independencia, la de Angola también se completó al obtenerla, pero no así los objetivos de los que lucharon por ella, de los que soñaron, a través de ella, con un mundo mejor. En el discurso del más lúcido de los protagonistas principales se perfila la idea de que con la independencia sí se culminó una etapa, pero luchar por conseguir un objetivo no significa que se logre en la manera en la que se soñó, que se sacien también los anhelos de justicia.
Aparecen ,también, los grandes temas como el de la amistad, la traición y el desencanto. El del amor, llega como ese momento excelso que se espera durante veinticinco años y que al final aparece en toda su plenitud. La historia de amor conmueve por su descripción y tratamiento, sentimos como si fuera algo tan hermoso y delicado como el vuelo de una mariposa, con las emociones a flor de piel.
La corrupción y el encanto del poder también tienen su hueco. Una vez que parece que ya llega el momento anhelado cada uno puede posicionarse en una situación más ventajosa, se olvidan los viejos ideales y se prefiere hablar de un nuevo sistema (el capitalista) que se abre, como una plata carnívora, dispuesta a engullir a todo el que esté dispuesto. Estorban los viejos compañeros de lucha, para el que solo ve rendimientos y negocios. La independencia trajo muchas cosas buenas, pero también beneficios a los que supieron tomar ventaja, sin guardar ya ideales o sentido de la justicia. Incluso al final se abre un nuevo horizonte, una vuelta de tuerca más en este mutar de algunos de los protagonistas hacia una nueva religión, a través de la cual continuarán amasando dinero.
El desencanto impregna muchas páginas del libro. Hay una preciosa metáfora en la lucha final de Aníbal con aquel pulpo que le perseguía desde su infancia. La desilusión de aquellos que lucharon por algo y que se encontraron al final que no era lo que esperaban. Que ese inmenso sol que soñaban contemplar era, en realidad, un pequeño rayo, hermoso sí, pero que no ilumina ni calienta como debiera.
El desencanto que, sin embargo, no debe impedir volver a intentarlo otra vez, porque eso y no otra cosa es lo único que podemos hacer los que creemos que el paso por esta vida es un continuo intentar, y que nuestros pasos son apenas una huella en la arena que la próxima ola hará desaparecer. La grandeza de algunos de los protagonistas del libro es haberlo dado todo, sin medirse, aunque hayan encontrado al final un globo desinflado entre las manos.
En un momento dado, aunque muy breve en algunos casos, fuimos puros, desinteresados, sólo pensando en el pueblo y luchando por él. Y después… todo se adulteró, todo se pudrió, mucho antes de llegar el poder. Cuando nos dimos cuenta de que más tarde o más temprano era inevitable que llegáramos al poder, cada uno comenzó a preparar la base de lanzamiento hacia ese poder, a defender las posiciones individuales, egoístas. La utopía murió. Y hoy huele mal, como cualquier cuerpo en estado de putrefacción. De ella solo queda un discurso vacío.
Ficha:
- Título original: A geraçao da utopia (1992)
- Idioma: Portugués
- Traducción al castellano: Editorial Txalaparta
- Traductora: Milene Illas Castañedo
- Premios: Camões (1995) y Principe Claus (1999)
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