Novela Zamora Loboch, Francisco

“La República fantástica de Annobón” o la imposición de una utopía

Llamamos Guinea Ecuatorial a uno de los países más pequeños del continente africano, pero este pedazo de mundo se extiende por su parte continental y por sus islas, entre las que se encuentra Annobón.

El escritor Francisco Zamora Loboch es parte de esta isla, a la que le llevaron siendo niño. De allí salió, cuando Guinea Ecuatorial estaba bajo la colonización española, siendo muy joven, para continuar sus estudios. Y en territorio español se tuvo que quedar exiliado al irrumpir, tras la independencia, Francisco Macías (1968-1979) quien impuso un régimen dictatorial narrado por Donato Ndongo en su libro Los poderes de la tempestad y al que describió como “la absoluta banalización de la vida y de la dignidad humana“.

La trayectoria vital de Zamora continuó al concluir la carrera de periodismo y trabajar en diversos medios de comunicación, muchas veces tratando eventos deportivos (con el diario As ha recorrido prácticamente todos los campeonatos de fútbol de África). Entre medias ha logrado publicar varias novelas, libros de poesía e incluso un ensayo bajo el título Cómo ser negro y no morir en Aravaca, que escribió tras el asesinato racista de Lucrecia Pérez, del que hoy se cumplen 26 años.

La primera vez que alguien escribió (salvo error) sobre la historia que Zamora Loboch recrea en La República fantástica de Annobón fue Gustau Nerín con un artículo sobre el protagonista titulado “Socialismo utópico y tiranía: La isla de Annobón bajo el Cabo Restituto Castilla (1931-1932)“. En el mismo describe la personalidad de un hombre que en 1930 pidió destino en la Guardia colonial y decidió trasladarse a Annobón donde pensó que podría llegar a destacar. En aquella pequeña isla en aquel momento “apenas vivían 4 o 5 blancos entre los misioneros, el practicante y el jefe de puesto”.

La vida en Annobón no es fácil. De la dureza de la misma ha escrito también otro annobonés Juan Tomás Ávila Laurel en Arde el monte de noche. En aquel momento sobre todo por la escasez de alimentos ya que la isla volcánica pervivía de lo que producía, que era bastante poco. Además, la colonización había permanecido bajo las manos de los claretianos hasta 1905, tal y como señala Nerín en su artículo, los cuales “habían actuado con gran contundencia contra las costumbres y contra la religión annoboneses”. A partir de 1905 se impuso por el Gobierno General un delegado civil, pero aún así el poder que habían acaparado los claretianos no mermó su influencia.

Lo anterior también se analiza en La República fantástica de Annobón. ¿Estamos ante una novela histórica?. En parte sí ya que el texto nos descubre varios acontecimientos y da un repaso por las diferentes etapas que se han vivido en la isla bajo sucesivos dominios. Pero, sobre todo, habla del pueblo annobonés, con una identidad muy definida, cazadores de ballenas, que incluso plantaron cara a aquellos que intentaban llevarlos como esclavos.

Sin embargo, el propio escritor prefiere hablar de una “novela familiar” ya que se trata de una historia verídica con personajes reales, tal y como ya señaló Nerin, pero que además pertenecen al círculo más cercano del propio escritor. En ella aparecen su abuela Menfoy o su tía-abuela Mapuy, la mujer con la que el cabo mantiene una relación amorosa. Precisamente el libro se inicia con unos versos de Vicente Aleixandre: «Se querían, sabedlo», que aluden a uno de los motivos que le llevaron a indagar sobre la historia de amor entre Restituto y Mapuy ya que sobre la misma “pululaba de boca en boca una versión semejante al `rapto de la Sibila´y que afirmaba que no había habido una historia de amor verdadera”.

El escritor quiso conocer la verdad y para ello contó con los recuerdos de su propia hermana Teresa. De esta manera reescribió la misma. Ante las dudas suscitadas por la naturaleza de una relación entre una nativa muy joven negra y un colonizador blanco que era el “amo y señor de la isla”, Zamora nos ofrece una historia de amor basada en la relación que establecen ambos como profesor y alumna, ya que Restituto enseñó a leer y a escribir a Mapuy, huyendo de esta manera de plasmar un erotismo físico para mostrarnos cuánto de erótica puede llegar a ser una relación que se enfoca desde el  proceso de aprendizaje.

Existen dos maneras de llegar al fondo de un ser humano. Una de ellas es mediante la autopsia, cuando muere, y otra es metiéndote en su mente, mientras vive, por medio de la enseñanza( Pág. 128)

En la portada de La República fantástica de Annobón podemos ver un dibujo realizado por el padre del escritor. En el mismo se recrea el trazado que Restituto propuso para Palé, capital de la isla, al estilo de la ciudad lineal de Arturo Soria. Punto de partida para comenzar a entender a un personaje “librepensador, hombre culto, viajado y leído como pocos” que ante la proclamación de la II República cree que también puede llevar esos ideales democráticos a Annobón (sobre este extremo aconsejo leer el texto arriba mencionado de Gustau Nerín que hace unos aportes muy interesantes). En Restituto se da, como describe Nerín, el cruce entre el libertador y el colonizador.

Sin duda, se trasluce de la lectura de la novela que fue una persona, a la que Zamora muestra con maestría en todas sus vertientes, a la que movía un motor revolucionario pero que llevó a cabo acciones y decisiones sin tener en cuenta a las personas a las que se suponía que iban dirigidas, entrando en mundos que no eran el suyo y que se movían con sus propias claves. Alguien que encontró en aquel pedazo de tierra un laboratorio para llevar a cabo sus ideas y sus grandezas. La República fantástica de Annobón nos descubre que a pesar de que en el fondo puede haber buenos propósitos, grandes ideales o intentos transformadores, todos nacen viciados desde el momento en el que se hacen de espaldas a aquellos a los que los destinamos.

La República fantástica de Annobón  (Sial, 2017). Francisco Zamora Loboch.

1 comment on ““La República fantástica de Annobón” o la imposición de una utopía

  1. Alberto Mrteh

    Me ha parecido una historia muy interesante, pero lo que más me ha llamado la atención ha sido lo de «cuánto de erótica puede llegar a ser una relación que se enfoca desde el proceso de aprendizaje».
    Es un placer leerte.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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