
Publicado originalmente en África no es un país. 07/06/2016
William Kankwamba, tenía 14 años cuando tuvo que dejar de estudiar porque sus padres no tenían dinero suficiente para pagarlo. Así él empezó a acudir a la biblioteca de la escuela de Kasungu, en Malawi, y allí encontró algo que cambiaría su vida: un libro. Using energymostraba molinos de viento a través de los cuales se obtenía electricidad. William creyó que podía hacerlo; construir uno para su comunidad (en un país en donde tan solo un 2% disfruta de electricidad). Leyó más libros e hizo realidad su sueño. Este es el ejemplo que me da Andrea Sala Jiménez, quien estuvo un año trabajando en laBiblioteca Nacional de Angola, para afirmar que «las bibliotecas hay que considerarlas como centros de educación, son un medio para la gente que no puede acceder de otra manera a ella«.
En la actualidad, en el continente africano conviven bibliotecas míticas, como la deAlejandría (Egipto), la de Chinguetti (Mauritania) o la de Tombuctú (Malí), junto con otros equipamientos más convencionales y prácticos que intentan poner al alcance de quien lo desee libros de todo tipo y también, en los últimos años, acercar y facilitar el acceso a las nuevas tecnologías. Son las bibliotecas públicas, universitarias y escolares, además de aquellas que se encuentran en lugares más especializados como museos o archivos. Las bibliotecas públicas se convierten en puntos de acceso a la información y a la comunicación para las personas en sus comunidades.
Muy interante. Como de algo tanto pequeño se puede construir algo tan grande.
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