Germano Almeida es primero abogado y después escritor, y hubo un tiempo en el que fue fiscal en «alguna parte de la isla de Santiago» (Cabo Verde). En una nota, al inicio de este libro, él mismo nos informa que fue responsable de la acusación de André (nombre de uno de los dos hermanos protagonistas) hacia el año 1976, por el delito de fratricidio. Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en sus páginas lo desconocemos, pero lo que sí sabemos es que la historia de André no dejó en paz durante mucho tiempo al entonces fiscal, razón por la cual escribió esta novela.
Los dos hermanos cuenta la historia del joven André, que se fue a Portugal con apenas 19 años y dejando a su esposa en Cabo Verde, ya que quería «conocer otros mundos». Al cabo de tres años de ausencia, su padre le insta en una carta a volver para restablecer la honra familiar. Así, su propio padre le presenta el fratricidio como una única posibilidad de salir indemne de la desgracia en la que ha caído a los ojos de su familia y de toda la comunidad.
André ha cambiado en ese tiempo y ya no es el mismo que se marchó de su tierra. Tiene una nueva vida y regresa sin entusiasmo al hogar paternal. La vida que allí se encontrará le parecerá distante y ajena. Incluso quiere creer a su hermano que afirma que no tocó a su mujer (en un primer momento llega hasta a comprender que pudiera haber ocurrido el adulterio, él mismo tenía otra pareja en Portugal). André llega dispuesto a continuar su camino sin realizar acción alguna, pero todo le empujará a cometer el crimen.
La novela se inicia con la sentencia del juicio: se da por probado el crimen pero no se ha logrado esclarecer las circunstancias en las que se cometió. Aclarar esas «circunstancias» se convertirá en el leif motiv de la narración. Lo que interesa es «intentar comprenderlos como seres humanos que vivían en un medio que los había condicionado de una u otra manera», más allá del hecho probado del fratricidio, desgranando al mismo tiempo el engranaje judicial con un Juez confuso, un Tribunal desamparado, un fiscal sarcástico y un abogado defensor. Volviendo una y otra vez sobre la historia, a través de varios testigos, se intenta entender cómo se cometió y porqué el fratricidio.
A su regreso, André no había presentado ningún signo que hiciera sospechar que volvía con la intención de lavar la honra familiar y, sin embargo, tres semanas después de su regreso, asesinó de manera violenta a su hermano pequeño, el díscolo Joao. «Por eso, desde la llegada de André todo el mundo sabía que aquello no podía acabar bien, aunque no se percibiera ningún enfado entre los hermanos», pág.133.
La figura del padre como representante de los valores tradicionales, inflexible, duro, y con nula capacidad para entablar un diálogo con ninguno de sus hijos, hasta el punto de ser el auténtico impulsor de la tragedia, junto a la de una madre que se busca y no se encuentra, plegada a lo que dicta el patriarca y por ende toda la sociedad que les rodea y en la que viven. Una sociedad que actúa como un todo colectivo, que señala y espera, anulada cualquier intención de salirse de la senda que tiene marcada ante la irrupción de nuevos valores (los que trae André, por ejemplo), diferentes a los que por tradición ella guarda.
Si bien la novela es, en ocasiones, confusa y sobre todo reiterativa, mantiene su capacidad para inquietar y provocar que surjan varios interrogantes. Entre ellos estos dos (que, al menos, me han surgido a mi): ¿Cómo se ha de entender la acción de un hombre cuando todo su mundo (familiar, cultural y social) le empuja «de manera irremediable» a cometer un acto que restablezca el orden que se ve amenazado? y ¿qué papel juega la justicia cuando se enjuicia un acto (en este caso un asesinato) producido en una cultura cuya génesis y sustrato se desconoce?.
Estoy seguro, dijo el abogado defensor, de que antes de comprender la conciencia de ese muchacho deberíamos intentar entender la conciencia colectiva del grupo en el que éste se integra. ¿Se ha fijado que para su grupo él es inocente o ya ha sido absuelto? Porque en realidad ninguno de ellos lo considera un criminal. Al contrario, lo admiran porque acabó asumiendo que tenía que portarse como un hombre de honra al reparar una ofensa hecha a lo que ellos consideran lo más sagrado de todo lo que él tenía. Leí en algún lugar que la venganza es tan necesaria para restablecer el equilibrio de la vida que en el fondo es ella la que gobierna en las colectividades. (pág.137)
Ficha:
- Título original: Os Dois Irmãos (1994)
- Idioma: Original: Portugués (Editorial Caminho)
- Traducción al castellano: Ediciones del Bronce (2002)
- Traductor: José Luis Sánchez
- Nº páginas: 224
- Otras publicaciones de esta obra: Editorial Orbis
EStou muito feliz de ver no seu blogue este livro fantático, denso, verdadeiro, cómico e tão próximo da realidade deste país e da suas cultura. Abraços, Raja
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Me alegro mucho Raya, de verdad
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