Un exceso. Así es la lectura de La vida y media. Imaginación creativa. Brío lingüístico. Juego frenético, innovación y riqueza. El mismo autor nos avisa en el preámbulo: «La vida y media es lo que se llama escribir por atolondramiento». Pero también es un texto duro, incómodo, violento y brutal. En una entrevista, su autor, Sony Labou Tansi (nombre prestado en homenaje al poeta Tchicaya U Tam’si), afirmó que la había escrito en medio del dolor por el asesinato en 1977 de varios amigos, bajo pretexto de haber urdido un golpe de estado y acometido el posterior asesinato del presidente Marien Ngouabi, «sigo convencido de que mis amigos no fueron capaces de cometer un crimen político y su ejecución fue un ajuste de cuentas. El Estado simplemente sabe deshacerse de las personas inteligentes.»
Sony Labou Tansi fue el menor de una familia de siete hijos. Su padre provenía de la República Democrática del Congo (Zaire o Congo Belga), y su madre de Congo-Brazzaville (República del Congo o Congo Francés). Inicialmente fue educado en la lengua local de la región, el Kikongo, y después, a la edad de doce años, comenzó a hablar francés, «yo escribo en francés,» dijo en una ocasión, «porque ese es el idioma en el que me violaron», cuando él y su familia se mudaron a Congo-Brazzaville. Allí se convirtió en profesor de inglés, fundó un grupo de teatro, fue administrador y escribió teatro, poesía y narrativa. Sus obras se representaron en París, Dakar y Nueva York. Sin embargo, en su propio país Tansi fue criticado por el Partido Congoleño del Trabajo debido a sus opiniones políticas. «África es un volcán», escribió más tarde en Les Yeux du volcan (1988). Comprometido políticamente, en 1992 fue elegido diputado. Falleció en 1995, víctima del SIDA,a los 47 años, catorce días después de su esposa.
Katamalanasia es el país que nos propone Tansi, en donde después de lograr la independencia llega la dictadura de la mano del Guía Providencial, un tirano cuya autocracia roza el delirio. El País, era el nombre imaginario propuesto por su amigo, el también escritor y congoleño, Henri Lopes en Reir y llorar, donde Tito Bwakamabé se hacía con el poder e instauraba una dictadura terrible e inhumana. Tansi le dedicaba la presente obra a Henri Lopes, «puesto que, a fin de cuentas, sólo he escrito su libro». Si bien el tema de fondo en ambas obras es el mismo: las dictaduras y su padecimiento, el tratamiento que ambos escritores le dan es diferente; Lopes utiliza la mezcla de drama y humor, Tansi la de la fábula, la sátira y el exceso. Hay quien sostiene que la escritura de Tansi contiene una envergadura lisérgica, tales son los efectos que provoca.
Marcial, su opositor, se niega a morir. A pesar de que el Guía Providencial usa y emplea contra él varias maneras de matarlo (hasta quince formas diferentes aparecen), Marcial se rebela frente a la muerte. Este cruel y abrupto comienzo, donde el dictador masacra una y otra vez a Marcial e incluso lo devora en un almuerzo grotesco, continúa con la imposibilidad de consumar el amor que siente hacia la hermosa hija del rebelde, Chaidana. Amor y muerte son dos de los temas recurrentes en la novela. Chaidana, la mujer múltiple, desde el hotel La vida y media, por cuya habitación 38 pasarán ministros, coroneles y generales que sufrirán su «muerte por champaña», sufrirá varios tipos de violencia; la de su padre Marcial de quien recibirá una «bofetada interior» (incesto), la del Guía Providencial que la obliga a comer la propia carne de su padre, la del régimen autoritario y dictatorial de hombres que rigen los destinos dominados por sus instintos más básicos y la de todo un batallón de hombres que solo piensan en acostarse con ella, ella la luchadora del cuerpo, en cuya losa sepulcral tan solo se leerán estas palabras: «He sido un sucio paréntesis» (pág.75).
Brutal crítica feroz a los regímenes dictatoriales, infernales y carnívoros (la carne adquiere especial relevancia en esta obra), la sucesión de Guías, que abarcan varias generaciones bajo diferentes nombres (después se llamarán Juan Corazón de Piedra o Juan Coriáceo), es una oleada imparable de excesos sin límites conocidos físicos, sexuales o morales, bajo la connivencia de las potencias extranjeras. Mientras, se impone la censura, se declara la guerra contra el libro durante nueve años, con la quema de millones de toneladas de volúmenes, se prohíbe usar la palabra «infierno» («El infierno, el infierno. ¿Sabe la gente que el infierno corresponde a la muerte de la Vida, que corresponde a la muerte de la libertad?» (pág.144) y se declara la guerra.
Sin embargo, en esta novela cuando más desea el Guía Providencial a Chaidana, más veces se le aparece el espíritu de Marcial recordándole la imposibilidad de poseerla, y cuanto más se prohíbe y se intenta doblegar al pueblo negándole incluso el derecho a expresarse, más aparece por todas partes la palabra que todo lo describe: «¡El infierno¡, ¡el infierno! No busquemos más, lo hemos encontrado, el hombre fue creado para inventar el infierno. ¿Quién se hubiera atrevido, si no?» (pág.169).
La soledad. La soledad. La mayor realidad del hombre es la soledad. Se haga lo que se haga. Simulacros sociales. Simulacros de amor. Engaño. Estás solo en ti. Llegas solo, te mueves solo, te marcharás solo, y… (página 37)
Ficha:
- Título original: La vie et demi (1979)
- Idioma: Original: Francés. Éditions du Seuil
- Traducción al castellano: Colección de literatura Casa África (2013)
- Traductor: Manuel Serrat Crespo
- Imagen de portada: Imagen de Kolbjorn/iStock/Thinkstock
- Nº páginas: 182
- Premios del libro: Prix Spécial du Festival de la Francophonie
Pingback: Celebrando el día de África: 10 libros de literatura africana – Literafricas
Pingback: Los 100 mejores libros de literatura africana del siglo XX – Literafricas