Mariétou Biléoma Mbaye, que utiliza el pseudónimo wólof de Ken Bugul, que significa “nadie me quiere”, necesita volcar sus experiencias vitales en la escritura. Tras regresar de Bélgica, a donde había ido a estudiar y en donde había vivido al límite de una crisis profunda, escribir se convirtió en una terapia que la ayudó a buscar de nuevo el equilibrio. Lo anterior junto a su boda con un morabito de edad avanzada que la llevó a formar parte de su harén, la hizo encontrarse a si misma y ser dueña de su libertad de elegir. Bugul defiende la poligamia que es, según sus palabras en una entrevista con la periodista Ángeles Jurado ,»la cosa más extendida del mundo. Todos los hombres casados tienen a otra mujer en la cabeza, empezado por sus propias madres, a las que comparan con frecuencia con sus esposas» publicando en 1999 Riwan o el camino de arena, «Grand Prix de l’Afrique Noire», un verdadero alegato a favor de la poligamia como modo de organización familiar.
A la joven Mom Dioum, protagonista de «La locura y la muerte» solo le queda una opción «matarse para renacer». Tras su paso por la ciudad a donde se fue para estudiar y prosperar y donde acabó convertida en una licenciparada, sin trabajo ni futuro («un mundo para todos, pero algunos se lo habían apropiado y los demás tenían que servirles» pág.32). La ciudad en donde contempló múltiples horrores, en donde lo vivió todo, incluso esa atroz secuencia de su vida («su verdadera historia») de la que se niega a hablar y que solo al final de su largo peregrinar conoceremos, pero de la que la radio (presencia perpetua en la narración) » emite un comunicado que hablaba de una mujer sin cicatrices, de tez negra, que había cometido un crimen en la persona de un albino, un albino pariente de los miembros de la presidencia de la república» y que la empuja a salir, a partir, a desaparecer para poder ser de nuevo. La ciudad de la que sale despavorida, queriendo creer que la aldea, el origen, es diferente, que le permitirá reintegrarse, para comprobar que está equivocada.
Mom Dioum , acorralada, extenuada, envuelta toda ella en una terrible noche oscura, sin fuerzas para emprender nada, sabe que su única opción es ésa y lo repite ante la mirada atónita de su amiga Fatou que no entiende nada. Se somete así al tatuaje de los labios, una prueba iniciática esencial, el necesario paso para «ser de nuevo», para intentar borrar de su memoria los horrores conocidos. Una experiencia de resistencia física y moral, doloroso rito del que no conseguirá salir triunfal. Con el tatuaje frustrado y acuciada por el nuevo decreto del Timonel, anunciado por la Radio «¡Ah, la radio¡ No hay nada parecido a un medio de comunicación» (pág.107) en aquel país «sin nombre, sin identidad, un país fantasma, absurdo, ridículo y maldito» (pág.13), que conmina a matar a todos los locos que razonan, emprende un fabuloso viaje, en el que las leyendas, los sueños, la magia, lo fantástico y sobre todo lo demasiado real, se mezclan sin transición. Ese largo peregrinar, donde se rozan los límites de la locura y de la muerte, ese extirpador viaje de todos sus temores más recónditos, en un intento por devolver algo de claridad a su alma que vaga ya demasiado lejos, demasiado inasible, ante tanta visión aniquiladora.
“Esta cordura me está volviendo loco” le susurra en un momento determinado Kayo a su hermano Rayo en la novela de Biyi Bandele, El enterrador compasivo y otros sueños. Mucho de lo anterior hay en «La locura y la muerte» de Bugul, ambas encuadradas en regímenes dictatoriales asfixiantes. Novela alegórica de un lugar socavado, ese continente dominado por las dictaduras, el endeudamiento y la pobreza, esa África que Bugul cree tiene que morir para volver a nacer. La persecución de la locura, que no distingue entre locos que razonan y no razonan, entre locos disidentes y locos opositores, mientras los cuerdos asesinos decretan la caza y la muerte, nos da la medida de su tragedia.
«De hecho, Fatou Ngouye, creemos que la vida funciona según normas, como la salida y la puesta de sol, como el mes lunar, como las estrellas que brillan en el cielo. Para los seres humanos la vida no funciona así. La vida funciona en un espantoso desorden en el que sólo somos dados lanzados al azar.» (pág.147)
Ficha:
- Título original: La folie et la mort (2001)
- Idioma: Original: Francés (Editorial Présence Africaine)
- Traducción al castellano: El Cobre Ediciones, S.L. (2003)
- Traductor: Manuel Serra Crespo
- Imagen de portada: Fotografía de Lászlo Moholy-Nagy «Psicosis de masas»
- Nº páginas: 283
- Teatro: Clikando en este enlace se puede ver una pequeña puesta en escena de la novela
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