Tiene Malika Mokeddem la capacidad de transmitir con sus palabras la inmensa soledad del desierto, con toda su dureza y su belleza. El desierto que surge como espacio vacío en el que se está cuando dentro algo se ha roto. Malika Mokeddem fue la única niña en su clase. Antes había nacido en un pequeño pueblo de Argelia, al oeste del desierto, de padres nómadas. Su madre tuvo otros diez hijos más, todos varones, y ella se convirtió en la criada de sus hermanos. Su padre, cada vez que ella acudía con sus notas a casa, pegaba a sus hermanos quienes, al contrario que ella, nunca fueron los primeros de la clase. Como mujer, su destino era casarse y tener hijos, bajo el poder del hombre. Huyó de Argelia para estudiar Nefrología en París hasta que decidió que debía ponerse a escribir. «Los libros fueron una sólida tabla de salvación. Los libros me han hecho salir de todo eso, me han salvado de la desesperación.»
«La prohibida» es una novela corta pero intensa y llena de profundos diálogos, que se lee con atención. Absorbente y fuerte, su escritura aúna el lirismo con el estallido. Sultana, su protagonista,cuyo estado permanente es el exilio, está de vuelta. Viene de Francia, es nefróloga al igual que Mokeddem, y una llamada telefónica la ha vuelto a poner en marcha. Yasín, el pintor, el que fuera su marido, ha fallecido y ella quiere volver a Argelia.
Su regreso es el intento de encontrar una identidad perdida y tiene que ver con el peso de la niña que lleva dentro, anclada en una sociedad en la que la tradición y el fanatismo religioso, que tiñe de dolor y violencia todo lo que toca, alimentan las prohibiciones de todo tipo para las mujeres. Un lugar asfixiante donde los hombres taladran con la mirada a la mujer que osa salirse de la senda. Un entorno extenuante en el que la mujer baja la cabeza y claudica ante los deseos de los más extremistas que tienen secuestrada la voluntad de muchos.
La novela nos habla de desintegración, mútliples «yo» dispersos por el mundo. De una mujer ausente de si misma. La «niña que fue y que odia a la adulta por haberla sobrevivido». Sultana vaga en su nueva forma adulta entre los fantasmas de una infancia que lucha por alzar su voz. Escindida. Compuesta de cientos de rupturas, de quiebras insondables. A todos esos abismos llegan muchas vidas expuestas al vapuleo constante de su ser. Ella necesitó marchar para poder sobrevivir, que fácil escribirlo y qué difícil vivirlo. Ahora necesita regresar para recuperar su memoria, los recuerdos anulados en un intento de taponar el dolor. Sin embargo, pronto comprobará que la situación le sigue siendo todavía adversa, desde su misma llegada su presencia se entiende como un desafío y eso es lo que hace Sultana, enfrenta, no se somete, lucha una y otra vez, sin descanso, por su integridad.
Sultana no cede. Nunca lo hizo, tampoco en el pasado, un pasado que lleva dentro y que no quiere contar. Decide ejercer su profesión allí, en su pueblo natal, donde nadie la ha reconocido y a través de sus pacientes vuelve a recuperar aquellos días de niñas, gracias a las mujeres que rechazan lo prohibido, gracias a Dalila, la niña que no pudo aceptar un cuadro de manos de Yasín por miedo al castigo y que lleva también el desierto dentro. Como ella, como muchas. Sultana no se deja abandonar y duda entre Salah, el mejor amigo de Yasín y Vicent, el francés al que han trasplantado el riñón de una mujer argelina (pensad en la metáfora, un hombre que proviene de la cultura de los colonizadores tolerando el riñón argelino). Ambos la acompañarán en esta travesía que se va tornando cada vez más dura, más intransigente, más intolerable. De las miradas que se lanzan como cuchillos a los insultos y de allí a la agresión. Así funciona la maquinaria odiosa. Sin embargo, «La prohibida» nos desvela que tras el aparente sometimiento de las mujeres se esconde una fuerza imparable, como la de Sultana, como la de Mokeddem, esperando su oportunidad para salir.
-No se trata de dejar que me dicten lo que sea. ¡Por Dios¡ ¿No entiendes que vivimos una época explosiva? Haz como las otras argelinas, las verdaderas.
-¡Lo verdadero¡ ¡Lo verdadero¡ ¡La eterna palabra¡ ¿Existirá un calificativo más retorcido y falso que ése? (pág.131)
Ficha:
- Título original: L´interdite (1993)
- Idioma: Original: Francés
- Traducción al castellano: Editorial Txalaparta, S.L (2003)
- Traductora: Pilar Jimeno Barrera
- Nº páginas: 192

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