A Koleka Putuma la invitaron. Estuvo dudando, según confiesa ella misma para una entrevista, entre acudir o no hacerlo. Otra escritora, Panashe Chigumadzi, había declinado la invitación, pero ella, finalmente, aceptó. Se trataba de grabar una sesión para el canal TEDxStellenbosch, pero se eliminó uno de sus poemas (el titulado Water) lo cual supuso una censura hacia su obra. Putuma calificó este acto, en una carta abierta al canal TEDxStellenbosch, de “opresión artística” hacia una obra que “habla abierta y honestamente sobre el dolor negro y el hedor del colonialismo que aún perdura y se respira en nuestra ciudad”.
Esa osadía que ya había mostrado en sus primeras obras de teatro (Uhm, por ejemplo) la siguió teniendo cuando se decidió a publicar un libro de poesía en su país natal, lo que según opinión mayoritaria era “una locura”. Sin embargo, Collective Amnesia ha supuesto un auténtico bombazo literario en su país.
Publicado por la pequeña editorial sudafricana uHlanga Press, se ha convertido en un verdadero bestseller y la ha llevado de gira por varias ciudades sudafricanas. Además, se ha leído tanto en la Universidad de Ciudad del Cabo como en la de Stellenbosch. La irrupción de la joven poetisa se puede calificar de impacto en el panorama literario del país africano, desde que apareció, en 2017.
Nada se dejó al azar. A la obra en sí, le acompañaron una serie de fotografías muy potentes (tal y como se puede comprobar ya desde la misma portada, que no deja indiferente, en la que hay una clara alusión al blanco y al negro, bajo la figura de una mujer enmascarada que sostiene una muñeca blanca en brazos) realizadas por Andiswa Mkosi. Después, y acompañando a varias presentaciones, Putuma grabó diversos vídeos (afirman que con el estilo “spoken word”) que con su poderosa voz y sus interpretaciones reinterpretaban los poemas sobre “memoria y amnesia, muerte y alegría del libro”.
En castellano, ha visto la luz gracias al flechazo que tuvo Lawrence Schimel, uno de sus traductores, cuando Nick Mulgrew de la editorial uHlanga Press le regaló el libro de Putuma. Después, Schimel le propuso a Arrate Hidalgo cotraducirlo y a la editorial Flores Raras publicarlo, lo que hizo a finales del año pasado, bajo el título Amnesia colectiva.
CRECER NEGRA Y MUJER
te enseñará
a acumular esqueletos,
a embalar tus gritos con grapas,
para que todo el mundo pueda pasar la página cómodamente.
la paginación
se
mantiene
a
costa
de
tu cordura.
si nuestros cajones de la ropa interior pudieran hablar,
sangrarían (así te lo digo),
las almohadas se desangrarían en nuestros nombres.
lo lamentable de sanar es esto:
te convence de que el dolor es mejor que una costra.
con las costras, la gente hace preguntas.
Para Hidalgo es “un poemario queer, brillante y poderoso” y para Schimel “una poesía fresca y ardiente (incandescente) que no se muerde la lengua, disparando contra todas las muchas instituciones que nos oprimen: la misoginia, el racismo, la homofobia, la política, el apartheid, la iglesia, etc. Sin perder de vista el júbilo y la alegría y todo lo que hay que celebrar, incluso para la mujer negra lesbiana en un país como Sudáfrica, históricamente y en la actualidad”.

Amnesia colectiva está llena de poemas directos, como dardos, como explosiones, que parecen arañar desde la profundidad de la que quieren salir. Como un gran grito, a la manera de un cuaderno también, sus versos aglutinan lo colectivo y se cierran sobre núcleos íntimos. Condensando el trauma y el dolor en estrofas potentes y rotundas que horadan sobre la cuestión racial, de género y sexual. Pero, Putuma no se conforma solo con esto y quiere también contar historias de amor y de alegría.
El poemario se divide en tres partes: “Memoria heredada” “Recuerdo enterrado” y “La posmemoria”, en las que nos sorprende y colapsa bajo múltiples formas. Desde la página en blanco, apenas con un título y una nota a pie, hasta esquemas numerados, breves diccionarios, listas de nombres, tachaduras y rupturas de palabras componiendo imágenes.
“Memoria heredada” habla de la infancia, el pasado (en el que se pone de relieve la vida con pocas riquezas materiales y resilente), lo que han sido lo que les ha moldeado. El colonialismo, la imposición religiosa, la imposición cultural aparecen junto a la necesidad de mostrar la sexualidad. En “Recuerdo enterrado” penetramos en diversos lugares que cercan el dolor y la opresión. Finalmente, “La posmemoria” se centra en la situación como mujer y lesbiana que soportan muchas personas en el país africano. Con desgarro, en su Memorias de una esclava y persona cuir. Con denuncia, hacia el patriarcado de los hombres negros, mostrando la otra cara de la “solidaridad negra” a costa de las mujeres negras, y la postura fagocitadora de algunas mujeres blancas que secuestran sus propias narrativas. Irrumpe la violencia de género y la muerte. Es esta parte tercera la más explícitamente agónica y señaladora, reclamando justicia y enunciando referentes desde Fanon, Biko o James Baldwin, pero también hasta señalar la obsesión blanca por Mandela. A la vez que nos ofrece un luminoso y bellísimo no-poema bajo la forma de una Cuerda salvavidas. Engarza en él Putuma, los nombres de aquellas mujeres que componen su “evangelio encerrado en sus huesos”, que inspiran, alientan y elevan la vida, ya sean cantantes (Miriam Makeba), escritoras (Bessie Head), activistas (Ellen Kuzwayo) o políticas (Winnie Madikizela Mandela).
Todo ello para componer una obra que impacta por la honestidad de su planteamiento, desde la rabia y la furia de la violencia hacia las mujeres, hacia las lesbianas, en un cuerpo de poemas que bucean en búsqueda de una identidad hurtada y encontrada que lucha en múltiples frentes: ya sea racismo, patriarcado o negación global. Pasado y presente se yuxtaponen verso a verso mostrando, desde la experiencia personal, el trauma y el dolor colectivo en una Sudáfrica con muchas heridas por cicatrizar, exhalada desde la escritura de una mujer. Pero también con una Sudáfrica cuyo júbilo negro se quiere mostrar.
ENTREVISTA
Pregunta:
¿Por qué te fuiste?
Respuesta:
Me harté
de ser el ataúd en la habitación
de que me bajen otros ataúdes por la garganta y me pregunten si
no me cuesta respirar
de que me metan lápidas por la nariz y me pregunten si
no me cuesta respirar
de portar los féretros de las noticias sobre lesbianas asesinadas y
pretendan que no me cueste respirar
de que esperen que debemos existir como necrológicas
de que me cuelguen a media asta y pretendan que respire bien
de que escriban sobre mí como si ya estuviera muerta.
Los hombres negros y mujeres blancas
siempre escriben sobre las mujeres negras
como si ya estuviéramos muertas.
Es como si el mundo
no supiera cómo es de verdad
una mujer negra caminando
que respira.
P:
¿Por qué siempre asesináis nuestras narrativas con vuestra mirada?
¿Por qué siempre secuestráis nuestras narrativas con vuestra mirada?
¿Por qué siempre intentáis asesinarnos con vuestra mirada?
R:
LOCAL
Mi lengua materna
vive en mi garganta como una alergia
Es como si fuera a morir si la hablo
Es como si fuera a morir si no
Llevo una bolsa
Para pasar la noche
Una bolsa de trucos
Un kit de supervivencia
Una maleta de SÍes y NOes
No queda sitio para meter
o sacar mis historias ni mis yoes
Estoy intentando moverme
sin llamar demasiado la atención
a lo que no tengo
o lo que he perdido
o lo que me han robado
Amnesia colectiva (Collective Amnesia, 2018). Koleka Putuma. Trad.: Arrate Hidalgo y Lawrence Schimel. Editorial: Flores raras, 2018
Encuentros con Koleka Putuma:
- 12 de octubre. 19:00 h. La Casa Encendida. Madrid.
Me ha gustado mucho leer sus poemas y me has hecho recordar que aún no he leído a Fanon. Y eso me recuerda que me lo recomendó Antonio Lozano.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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