En blanco y negro Lozano, Antonio

No se ha ido. Antonio Lozano está aquí

Este domingo ha fallecido el escritor Antonio Lozano. Nacido en Tánger en 1956 pasó allí los primeros 27 años de su vida. De su biografía quiero destacar que su pasión por África, con la que se sentía muy identificado, le convirtió en un experto en literaturas africanas, siendo el creador y responsable del programa Letras Africanas y del Club de Lectura de “Casa África”, así como asesor de publicaciones de literatura africana de esta institución, entre muchas otras facetas.

“Cuantos más seamos los enamorados de África, mejor para contagiar a los demás” afirmó en una ocasión, en entrevista con Ángeles Jurado. Y él lo demostró con una trayectoria literaria, llena de buena literatura, que hunde sus raíces una y otra vez en este continente, que le fascinaba.

Mostrando una parte muy importante de la realidad africana

Empezó a escribir tarde, a los 46 años, y lo hizo por un impulso de clara denuncia. Comenzó a desarrollar su carrera literaria con vocación crítica, para señalar lo que veía injusto o adulterado. Su escritura, dotada siempre de grandes dosis de humanidad, ha mostrado una y otra vez las vidas de los márgenes.

Así, surgió su primera obra Harraga (Zoela, 2002), con la que obtuvo el premio NovelPol a la mejor novela negra publicada ese año. Harraga es un término marroquí que significa “los que queman”, y con el que se designa a los emigrantes ilegales, que hacen desparecer su documentación antes de emprender el viaje. Novela negra que comienza en una celda en la que Jalid, un joven tangerino camarero del Café París, sin esperanzas ya, repasa su drama y el terrible periplo, donde no cesan la corrupción y las mafias, que le ha llevado hasta allí. El escritor Sergio Barce, gran conocedor y admirador de la obra de Lozano, resalta de ella que “ahí está la mano del buen narrador para moldear una historia de personas de carne y hueso, con las que identificarse. Jalid nos mueve a la compasión, pero también a la complicidad”

Ese mismo año aparecería un ensayo suyo en la obra conjunta Mamáfrica. Después aparecieron dos novelas negras más; Donde Mueren los ríos (Zoela, 2003 y Almuzara, 2007) de nuevo con protagonistas africanos y finalista del premio Brigada 21, y Preludio para una muerte (Ediciones B, 2006) con la que cambia de registro al basarse en un suceso real que ocurrió en Agüimes, localidad en la que Lozano residía, utilizando el crimen para hacer crítica social y donde aparece por primera vez el Inspector José García Gago, un detective amante de la lectura.

Pero será El caso Sankara (Almuzara 2006 y 2014), al alzarse con el Premio Ciudad de Carmona, el que apuntalará al escritor.

En un texto apasionante, que te atrapa y te revuelve, Lozano comienza su narración la mañana del 15 de octubre de 1987, cuando cuatro años después de su llegada al poder, Sankara fue asesinado por sus propios compañeros de revolución. Son muchas las razones para leer este texto: desde la semblanza del líder burkinabé hasta la denuncia de la perversa relación poscolonial de Francia con África, extensiva al resto de colonias que actúan en el continente como rapiñas inhumanas. Pasando por el espejo de nuestro muro de impasibilidad, aquel que hemos construido los habitantes de una “parte del mundo que vive con los ojos cerrados, los oídos tapados, la boca cosida”.

Para su siguiente obra abandona la novela negra y, aunque no del todo, su querido continente africano para situarse en Irak y contar una historia real. Las cenizas de Bagdad (Almuzara, 2009), obtuvo el premio Benito Pérez Armas, principal galardón de las letras canarias. En ella narra con el escenario del Irak de los años 80, bajo Sadam Hussein, como fondo, la odisea de un joven comunista que lucha por la libertad en su país y que se verá obligado a huir a Marruecos y luego a España, sin que cesen los obstáculos. Lozano quiso mostrar “la lucha de un ser humano ante la adversidad y los obstáculos que imponen los estados”.

En 2011 publica La sombra del minotauro (Almuzara) donde reaparece el Inspector García Gago que se adentra en el “oscuro mundo de la mafia canaria”. Y en 2015, Un largo sueño en Tánger (Almuzara) que nos habla de las relaciones de los colonos europeos con la población marroquí, evocando un ajuste de cuentas con un pasado tenebroso pero también mostrando el amor del escritor por su Tánger natal, a través de la revisión de la vida de una mujer en coma.

Suleimán y Mandela

En junio de 2018 se volvió a representar Me llamo Suleimán (Anaya, 2014) en Madrid. Pero antes que una obra de teatro, fue una novela. Y mucho antes fue una realidad que el escritor quiso ficcionar. Muchas historias en una porque es imposible no poblarse de miles de voces cuando se cuenta una como la que contiene el libro, como la que se representó durante tres días ante nosotros. Hasta ser otra diferente, y al mismo tiempo la misma, de la mano creativa de Mario Vega.

Me llamo Suleimán nos habla del viaje que emprende un muchacho de apenas doce años junto con dos amigos desde Bandiágara (Malí) hasta Europa. La obra, además, se representó en Malí, país del que es originario el narrador protagonista, ese mismo año: “De entre todas las funciones realizadas, y van más de ciento cincuenta- me comentaba Lozano- la de Bamako fue sin duda la que más profundamente nos llegó al corazón”.

En mi caso, fue la de Madrid la representación inolvidable porque la realidad y la ficción se unieron de una manera sobrecogedora, logrando que el público que ocupaba el teatro sintiera la congoja y el sufrimiento no solo de su protagonista. “Uno de los mayores elogios que se pueden decir de cualquier obra de arte, creo, es que nos ha traspasado– escribí en aquella ocasión- Y eso es lo que ocurre con Me llamo Suleimán, tanto con la novela, que etiquetada como novela juvenil atrapa a cualquier edad (sin duda otro mérito añadido) como con la obra de teatro”.

Y en 2018 presentó también su última obra publicada, Nelson Mandela. El camino de la libertad (Anaya) que se le encargó a raíz del 100 aniversario del nacimiento del líder sudafricano. A través de un biznieto de Mandela, van apareciendo retazos de la biografía del que fue primer presidente negro en Sudáfrica. “Lozano se decidió por un retrato que no fuera complaciente ni santificara a Mandela: glosó sus errores políticos, sus dudas y sus dificultades familiares. Lo hizo insuflando vida a personajes de ficción que se mezclaron con los reales, como Graça Machel” y en el que tuvo un lugar central la filosofía Ubuntu. Esta obra ha sido traducida a catalán y gallego y la escribió para que los jóvenes conocieran y tuvieran a un referente como Mandela.

Sus trabajos menos conocidos

Lozano fue también traductor. Gracias a él pudimos disfrutar, entre otros, de Khaidara de Amadou Hampaté Bâ, de la novela policiaca El asesino de Banconi de  Moussa Konaté, de  Historia de la literatura negroafricana de Lilyan Kesteloot o de su último trabajo, una nueva traducción de El baobab loco de Ken Bugul.

Y otro de sus trabajos que no se suelen mencionar es su libro de viajes y fotografías Issa Ber. Un viaje por el río Níger (Mercurio Editorial, 2015). Un volumen en el que además de navegar por sus aguas y sentirnos allí mismo gracias a las magistral forma de escribir de Lozano, se habla de historia, de relaciones humanas y de maneras de relacionarse y convivir, hasta leer hallazgos de los que aprender como el sinankunya o «parentesco de broma» (cuyo origen se remonta a la época de Sundiata Keita), que es el nombre que recibe esta práctica a través de la cual «dos miembros de etnias diferentes unidas por tan singular parentesco no pueden enfrentarse entre sí bajo ningún concepto». Cuanto más se insultan y ofenden, mayores son los apretones de mano, los abrazos, las risas de los interlocutores. Pero la misma no busca la hilaridad, «El parentesco de broma es algo así como el aceite que permite que el engranaje social funcione sin estridencias».

Antonio noviembre 2018
Antonio Lozano (Tánger, 1956-Agüimes,2019)

Ahora se ha ido, pero Antonio Lozano está en todos y cada uno de estos libros. Sabemos de su profunda humanidad, su generosidad,  su imprescindible activismo. Comprobamos, unos y otros, cómo nadie podía sustraerse a su cálida sonrisa, ni a su voz siempre afable y tan cercana. Una vez más, es leyendo sus libros cuando te asombra su portentosa voz interior, su enorme talento e imaginación, su capacidad de observación y escucha, su inteligencia y su grandísima sensibilidad.

Porque es abriendo las páginas de sus libros, donde volvemos, volveremos siempre, a encontrarnos.

3 comments on “No se ha ido. Antonio Lozano está aquí

  1. Cristi Cruz Reyes

    Reblogueó esto en CRISTI CRUZ REYESy comentado:
    Una gran pérdida. Reblogueo la entrada para quienes quieran conocer su obra. Seguro que descansará en algún bonito rincón africano.

    Me gusta

  2. Pingback: Antonio Lozano muere a los 62 años > Poemas del Alma

  3. Pingback: Turno de las letras L y M en África – CRISTI CRUZ REYES

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: