A veces, los protagonistas de los libros nos hablan de las relaciones con la familia. El núcleo familiar es uno de los que más devastación y/o apoyo pueden generar. La figura paterna, en concreto, es uno de esos pilares-detonantes. Podría haber escrito esta entrada de mil maneras diferentes, pero me he decantado por destacar un puñado de libros en los que aparecen padres «singulares». En realidad, todos lo son. Sin embargo, los que figuran en el texto que tenéis a continuación nos enseñan facetas extremas (tanto positivas como negativas) de los mismos. Desconozco cuánto hay de los verdaderos padres de los escritores en esas líneas, esta cuestión nunca me ha parecido relevante. Recuerdo que cuando leí Amkullel, el niño fulbé me pareció que Hampaté Bâ, que lo escribió cerca de los 80 años, rememoraba su infancia, en la que se incluía la imagen de su padre, desde una visión idealizada… ¿pero quién soy yo para saberlo?, ¿y acaso importa?.
La vida, lo que sentimos, lo que soñamos, lo que recordamos, todo está unido. También lo que amamos o lo que odiamos. Marcas, huellas o caminos. Aprender y desaprender. Mirarse en otros espejos. Bucear siempre atentos. Y, si se puede, reencontrar.
Permanece a la escucha-se decía en la vieja África-, todo habla, todo es palabra, todo intenta comunicarnos un conocimiento… (Amkullel, el niño fulbé, pág.39)
En los nombres del padre
Publicado originalmente en África no es un país. 01/10/2018
Progenitores de libro: efímeros, intermitentes, desaparecidos, luminosos, amados e inolvidables
Todo padre lleva muchos padres dentro. Descubrirlos puede llevar una vida entera. De hecho, algunos de ellos se quedan para siempre sin emerger. A veces, se necesita tiempo y experiencias compartidas para llegar a comprender y amar a aquel a quien llamamos padre. En ocasiones es un camino difícil, duro, lleno de pasos hacia atrás y de dudas. Otras, en cambio, es una travesía con sus aristas, pero llevadera. Puede ocurrir que ese ser sea un completo extraño… o todo lo contrario, por supuesto. Padres hay efímeros, intermitentes, desaparecidos, luminosos, amados e inolvidables, por mencionar solo algunos.
Esta entrada me ha hecho pensar en las similitudes que hay entre los padres literarios de Mohamed Chukri y Mohamed Mrabet, incluso con Dris Chraibi. De alguna forma he ido identificándolos como si fuera el mismo.
Me ha gustado muchísimo el enfoque. ¿Harás lo mismo con las madres?
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Me gustaMe gusta
Tenía necesidad, en este momento, de hacerlo con los padres. Muchas gracias por apreciar el trabajo. Tus comentarios siempre me aportan muchísimo. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona