De vez en cuando ocurren cosas como ésta.
Y surge una editorial. A pesar de que ahí fuera hace mucho frío, hay personas que siguen creyendo en las posibilidades infinitas que ofrece cada libro. Así, de pronto aparece Baphala Ediciones, desde tierras gallegas empujada por Mariana Jorge Lozano. y pensamos que esto sigue rodando. Ofrecen literatura con temática LGBTIA, con todos los inconvenientes (que ya conocen) de colocar una etiqueta, pero sobre todo me gustaría destacar que ofrecen literatura de calidad. Además, contemporánea y en dos formatos (papel y e-book).
Su primera elección ha sido El hermoso chillido de los cerdos, del sudafricano Damon Galgut, obra de la que Carlos Bajo (Wiriko) nos habló en su día. Después alumbraron el segundo título, cuando a finales de noviembre lanzaron la traducción de un libro que en el momento de su publicación, 2010, fue incluido por » The Guardian» entre los 10 mejores libros africanos contemporáneos.
De vez en cuando ocurren cosas como ésta.
Y una editorial traduce al castellano un título sobre el que, desde que se publicó, te has preguntado muchas cosas.
Tendai Huchu, un escritor que arriesga
Su autor es el escritor Tendai Huchu. Nombre que aparece de manera invariable entre las firmes promesas de las letras africanas actuales, y en los últimos años de la diáspora (nació en Zimbabue, pero reside en Escocia).

Os invito a que os deis un paseo por su perfil de Twitter (@TendaiHuchu) para comprobar cómo su presencia es demandada cada vez en más eventos y festivales literarios. Sin ir más lejos, en el mes de noviembre acudió al Aké Festival de Nigeria y en diciembre al Ba re Festival de Leosoto.
Su trayectoria literaria hasta el momento se compone además del título traducido por Baphala, del relato “The Intervention» (finalista Caine 2014) y de la novela The Maestro, The Magistrate & The Mathematician publicada en 2015 por la editorial nigeriana Farafina.
Sobre esta última se ha resaltado que se trata de un complicado, filosófico y arriesgado ejercicio literario, lo que demuestra una vez más lo poco complaciente que es este autor que tiene tendencia a caminar por sendas diferentes usando el humor.
De cómo entender algunas cosas
Porque su primera obra, que ahora podemos leer en castellano, contiene dosis de humor para exponer una historia de crítica social, económica y política de su Zimbabue natal, desde una historia basada en una normal cotidaneidad. Se trata de una obra que enlaza con la narrativa que está cogiendo vuelo desde el continente y que nos habla de «una África» que también se puede (se debe) leer desde el día a día. Y que aporta resultados sorprendentemente atractivos, como éste. Podemos tener mucha «información» acerca de cómo ha sido la vida en Zimbabue la década pasada (Huchu ha expuesto la dificultad de condensar el tiempo entre 2000 y 2009, en unos pocos meses en los que transcurre la novela), pero casi nada sobre lo que ha supuesto para la gente que lo ha vivido. Huchu nos acerca a esa gente.
En su día me sorprendió que una novela como esta, abiertamente crítica con el gobierno de Mugabe, fuera publicada y divulgada en Zimbabue. En aquel momento Huchu vivía en su país. Intenté buscar información sobre el impacto que El peluquero de Harare había supuesto allí, pero no encontré datos. Además la trama se sumergía en un tema tabú: la homosexualidad. Se me hacía difícil visionar cómo una obra así podía haber estado en las librerías de Harare, en la capital de un país en el que su presidente había dicho que ¡los homosexuales eran peor que los cerdos¡… Cuando me enteré de que Baphala Ediciones iba a publicar su traducción le comenté lo anterior a su traductora Mariana Jorge Lozano. Ella coincidía conmigo en que era algo sorprendente, pero me dio un dato; Irene Staunton, su editora allí, es una mujer blanca de Zimbabue, fundadora de Weaver Press, la editorial que publicó el libro.
Así que he buscado información sobre Irene Staunton. Es lo que tienen algunos libros: que te enredan y ya no hay marcha atrás.
En una entrevista a la editora le preguntaron acerca de Dambudzo Marechera, uno de los escritores más reconocidos y leídos en Zimbabue, y sobre la extrañeza que causa que un autor iconoclasta que proyectaba tantas cosas, sobre todo en relación al poder y su abuso, obtuviera una presencia tan notable en la vida cultural del país. Staunton ilumina con su respuesta: la élite no lo tomaba en consideración (era un joven que dormía en los parques y cuya presencia era descuidada), escribía en inglés y no era fácil de leer. Ni siquiera Stanley Nyamfukudza fue más preocupante para el sistema. Los escritores no fueron la principal preocupación del gobierno, afirma Staunton, al menos hasta que Chenjerai Hove empezó a dar voz a los sin voz de manera directa, a través de su narrativa, pero sin poder llegar a decir que haya habido una persecución.
Creo entender que en Zimbabue no se ha tomado a los escritores como una amenaza, salvo algún caso aislado. Y puede ser la razón por la que un libro como El peluquero de Harare, que tanto habla sobre la situación del país de manera crítica, haya podido existir en Zimbabue sin problemas: Huchu ha sido leído en su país, pero sobre todo reconocido en el exterior.
La clave del éxito
De vez en cuando, decía, ocurren cosas como ésta. Y el círculo se cierra.
Al cerrarse me he dado cuenta de que me interesa tanto el tema del libro en entornos opresivos, que estaba prescindiendo de lo principal. Había fijado mi atención en lo que rodea al libro y no a la novela en si misma.
El peluquero de Harare, narrada en primera persona, parte de la visión de una mujer, una peluquera. Vimbai ha sido vapuleada y abusada por los hombres con los que se ha cruzado en el pasado, tiene una hija a la que adora y es la mejor peluquera de Harare, hasta que ve peligrar su estatus ante la aparición de un hombre, Dumi. Éste representa lo que contrario a los hombres que ha frecuentado, es guapo, educado, atento y viste muy bien.
Si bien la intromisión supone una situación de guerra entre ambos, no en vano Dumi desde el primer momento se hace con las clientas más importantes del salón (entre ellas la Ministra M.) irá produciendo un cambio paulatino en la actitud de Vimbai, una luchadora madre soltera que se ha hecho a si misma.
Vimbai y Dumi provienen de dos mundos diferentes. Es una novela sobre clases, que irá descubriendo lo complicado que es para ambos, cada uno con su propia problemática, vivir el día a día. Es también un texto sobre los prejuicios, los condicionantes sociales y lo difícil que es librarse de ellos, lo normal que resulta agarrarse a veces a la solución más fácil: trepar a costa de otro. Pero es, además, una obra sobre el amor; sobre lo duro que es amar a alguien cuando se tiene que estar siempre escondiéndose, forzados a llevar una doble vida, sin poder mostrar ese amor día a día, y sobre cómo el amor (aquí con «A» mayúscula) es capaz de superar hasta los obstáculos más impensables. Además pone el dedo en la llaga al examinar su propio mundo y lanza afirmaciones como la que realiza Vimbai al comprender cuál es la clave de su éxito como peluquera: «conseguir que la clienta se vaya del salón sintiéndose como una mujer blanca». Todo ello envuelto en el encaje en una sociedad clasista, con una situación económica asfixiante y una realidad política que provoca injusticia y opresión.
A pesar de que nos hubiera gustado conocer más sobre Dumi (al no darle la oportunidad de «mostrarse» hasta el final, el escritor mantiene un suspense que, en mi opinión, no es tal, y nos hurta la posibilidad de conocer más su realidad), El peluquero de Harare nos ofrece una historia que se lee con fluidez y que usando el envoltorio de una comedia, es política. Y que habla sobre Zimbabue, sí, pero que también hará que te revises.
0 comments on “De cómo «El peluquero de Harare» puede hacer que revises tus ideas”