«Transcrito por Paul Bowles». Esto pone en la cubierta de este libro del marroquí Mohamed Mrabet, autor de otras trece obras en colaboración con el norteamericano. La presencia gigantesca del mito Bowles (que ya se encargó Mohamed Chukri de demoler en su libro El recluso de Tánger) hace de inmediato acto de presencia y parece nublarnos la vista obviando que la autoría primera no es suya.
Se trata en origen de una narración oral. Mrabet grababa en árabe dialectal sus historias para después traducirlas a castellano. Luego Bowles las transcribía y traducía al inglés. ¿Cuánto hay de autobiográfico y cuánto de imaginado?, ¿qué parte le corresponde al cuentista que afirmaba que las historias se las revelaba un pez, y qué otra al reconocido autor de El cielo protector?, ¿transcripción o relaboración?, ¿admiración por el talento ajeno u oportunidad de obtener réditos?…
Mohamed Mbaret se crió en las calles, como Chukri. Vagabundo, fue analfabeto y no aprendió a escribir. Trabajó en diversos oficios desde boxeador hasta pescador o camarero. A pesar de lo mucho que se ha especulado sobre su relación con Bowles, con quien convivió una larga temporada, afirma que nunca tuvo relaciones con él, sí en cambio con otras personas cuando lo necesitó para sobrevivir. Marginal y pobre, su escritura también refleja estos extremos.
Casi todas las fotografías que se conservan de Mbaret (quien aún vive) son en blanco y negro y presentan a un joven de amplia sonrisa, atractivo y con un punto canalla. Es casi imposible no pensar al ver estas imágenes en el protagonista de Amor por un puñado de pelos, en el que un joven camarero de un hotel propiedad de un inglés que lo acoge y mantiene, decide acudir a la brujería para lograr el amor de Mina, la joven de la que está perdidamente enamorado.
¿Y qué tenía el relato de Mrabet para que llamara tanto la atención a Paul Bowles? Lo explicaba perfectamente Juan Goytisolo en el prólogo que acompañaba la edición publicada por Anagrama (un prólogo que por desgracia ahora desaparece), en el que se destacaba la mezcla de fantasía y realidad que impregna esta historia de amor entre dos jóvenes marcada por hechizos y conjuros. Pero no, esto no es la enésima versión de Las mil y unas noches, porque para cualquier conocedor de la sociedad marroquí, escribía Goytisolo, “el clima mágico que envuelve los actos y sentimientos de los personajes no tiene nada de sorprendente ni extraordinario. Según la creencia popular los filtros y maleficios son responsables del estado de los locos y perturbados que vagan por las calles y hablan a solas.” De esta forma, en Marruecos, lo mágico se confunde con la realidad. Los locos son, de hecho, un claro ejemplo de lo anterior. En ellos conviven ambos mundos. Los locos, de los que tantas veces se ocupó Mohamed Chukri en su obra, el otro gran autor marroquí “producido” por Bowles. [Fuente: www.criticoestado.es]
La novela es en realidad un largo diálogo. Contiene una narración oral a la que apenas se le ha añadido metáforas o descripciones que produzcan una huida del tono íntimo, simple y fluido en el que la historia se va contando a si misma. Se trata de una gran caja que funciona a la perfección desde el principio encajando un mundo mágico y sórdido al mismo tiempo, en donde pasar del amor al desamor depende de conseguir un puñado de pelos. El Tánger internacional emerge envuelto en las vivencias de estos seres que se toman la vida embotellada en whisky, mientras se prostituyen y muestran su rostro más inmisericorde y su espíritu de supervivientes natos. Enmarcado en una atmósfera donde los filtros y brebajes ayudan a cambiar estados de ánimo de manera tan rápida como cuando uno se quita o se pone un traje. Mohamed, el protagonista, vive a expensas de un inglés con el que mantiene por interés una relación que le lleva a depender del alcohol y a estar a su servicio a cambio de trabajo, dinero y diversión. Un ser sin escrúpulos que ha aprendido a saber lo que tiene que hacer para poder seguir caminando a pesar de todo.
Mr. David se echó a reír. El mundo musulmán siempre le hacía reír, porque no sabía nada de él. (pág.79)
Ficha:
- Título original: Love with a Few Fairs (1967)
- Idioma: Original: Árabe dialectal, traducido al inglés por Paul Bowles
- Traducción al castellano: Cabaret Voltaire (2015)
- Traductores: Ángela Pérez y Jose Manuel Álvarez Florez
- Nº páginas: 213
- Imagen de portada: Escaton (2009-2013)
¡Qué buen artículo, Sonia!
Respecto a Bowles, me parece que el relato es tan particular que es fácil olvidarse de él al pasar la primera página. Nada en contra de Bowles, «La casa de la araña» me fascina, pero esto es otra cosa diferente. El sexo en Bowles rara vez aparece como algo placentero, sino más bien sórdido o con segundas intenciones y aquí el sexo es placer.
Lo que me apasiona de este libro es como nos desciende hasta la calle para hablarnos de sexo, encantamientos y supersticiones con total naturalidad.
Desconocía la existencia de un prólogo de Goytisolo y me alegro de haberlo encontrado gracias a esta reseña.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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