2011. Año en el que nacieron las llamadas “Primaveras árabes”. En Túnez y Egipto, las protestas provocaron la caída de sus respectivos regímenes. En Libia, la capital Trípoli, había sucumbido en manos rebeldes apoyadas por las fuerzas de la OTAN.
Muamar Gadafi, que cuando su pueblo se levantó contra él los calificó de “ratas, burros, drogadictos,cobardes y traidores”, lo que desató un nivel de violencia no vista en los levantamientos árabes, masacraba a su propia población, y Naciones Unidas firmaba una Resolución que le permitía entrar en el país para proteger a los civiles. Tras la caída de Trípoli, nadie sabía dónde estaba el “líder de la revolución”, se especuló sobre su fuga. Pero, Gadafi no huyó, no abandonó Libia, se quedó en su país.
Se escondió en domicilios particulares, hasta que tuvo que buscar refugio dentro de unas tuberías. En Sirte. Allí nació y allí murió el autodenominado “Rey de los reyes tradicionales africanos”. Cuando la ciudad cayó, se terminó también con un símbolo; sucumbía el último bastión del antiguo régimen. Sin que se supiera qué iba a venir después.
“Libia no tiene futuro, los libios no tendremos otro futuro que la guerra en los próximos diez años”, añade con un gesto teñido de resignación, dolor y cierta ira. Directivo de alto perfil en una de las compañías petroleras punteras en tiempos del derrocado Muamar Gadafi. Hazouni no era un hombre del sistema. En Libia, subraya, no había sistema. Era un régimen esculpido a imagen y semejanza de su líder: tan excéntrico como personalista. Todo giraba en torno al tirano y sus caprichos. Nada más importaba. Ni siquiera, a veces, su propia familia, rememora. Él era el principio y el fin de la nación inventada, el señor tribal al que el resto de clanes solo respetaban tanto como temían. El único cemento que cohesionaba una heterogénea sociedad de apenas seis millones de habitantes regida por costumbres ancestrales, donde las fidelidades se compraban con petróleo y las conspiraciones se pagaban con la vida. (“Estado islámico”- Javier Martín. pág. 13-14)
La última noche del Rais se centra en esas horas finales que transcurren la noche del 19 al 20 de octubre de 2011, en las que el coronel comprende que va a ser definitivamente derrotado. Parece que Khadra escribió este libro en una especie de estado de gracia, con una escritura compulsiva, que le llegó tras indagar en la mente del líder libio y que acabó dando forma a esta exoficción, o el arte de crear una ficción a partir de elementos reales.
No es extraño que el propio escritor cite a Rabelais como uno de los autores que habría estado encantado de escribir sobre la vida y obra del que gobernó Libia durante más de cuarenta años. Extravagante, mesiánico, megalómano, desmesurado, egótico y mostrando pocas debilidades, así se muestra el hombre que estaba tras la leyenda que a él tanto le gustaba mencionar. Una figura desquiciada que apenas nos conmueve al recordar su infancia de niño pobre, marcada por la ausencia del padre, ya que casi a renglón seguido rememora la cruel venganza que ejerció contra la mujer que en su juventud amó y que la familia de ella le impidió desposar. O afirma, rotundo, que “Jamás he hecho caso a otra voz que no sea la mía” (pág.79).
Su presencia, que de la mano de Khadra, sólo provoca miedo o sumisión, emerge de sus propias sombras, entre recuerdos (su familia beduina), horrores (la matanza de 1600 presos en la prisión de Abu Salim), lamentos (¿cómo entender que el pueblo quiera acabar con él después de lo que ha hecho por ellos?) y alabanzas (“Soy un ser excepcional, la providencia encarnada y enviada por los dioses”). Especialmente duro en su trato con las mujeres a las que considera meros objetos sexuales, se muestra implacable con cualquiera que osara llevarle la contraria.
Necesitado de adulación de manera constante, la histriónica figura de Gadafi proyecta su penumbra más allá de lo soportable. Dicen que en sus últimas horas se encontró perdido y que temió acabar como Sadam Hussein, con el que en el libro (que se puede permitir este tipo de ¿inverosímiles? situaciones) tiene un revelador encuentro onírico. Además en el texto del argelino también se nombra a Hugo Chávez o a Ben Ali, pero rehúye dedicar ni una palabra a Mandela que siempre defendió a Gadafi, ya que éste lo mismo sufragaba la lucha anti-apartheid sudafricana que apoyaba en Uganda a Idi Amin.
Las terribles imágenes de su muerte en manos de los rebeldes adquieren tintes aún más dramáticos al ser descritas en el papel. Tan solo una metáfora sobre la obsesión (una elegante licencia del autor) que Gadafi tuvo en torno a la figura del pintor Van Gogh nos hace más llevaderas las atrocidades finales, no por conocidas menos impactantes, pero que no nos permite abandonar del todo la sensación de que quizás la novela, muy bien escrita, escora demasiado hacia el lado más obvio y más reconocible de este ¿tipo? de personajes. Nada apenas se sale del cliché en el marco de una vida y una influencia que merece mayor profundidad y alcance. Y una lee (también) para intentar entender.
Todo tiene su precio, Mansur. Tanto la fidelidad como la traición. A los cocodrilos no se les engatusa secándoseles las lágrimas. Eran ellos o yo, los intereses de los Cruzados o los de Libia. Cuando pienso que mis valientes compañeros de armas, esos mismos que se jugaron la vida ayudándome a destronar a ese rey holgazán de Idris, se han dejado seducir por las promesas de los imperialistas y no han vacilado en conspirar contra mí, contra el pueblo libio, contra la patria eterna…Cuando pienso en esos traidores, me digo que no he sido lo bastante severo, que debí ser más féroz, más cruel. Si hoy me encuentro con esta insurrección, es porque mi lado paternal se ha impuesto a mi intransigencia de soberano. Tenía que liquidar a la mitad de mi pueblo para que se salvaran los demás.(pág.72)
Ficha:
- Título original: La Dernière nuit du Rais (2015)
- Idioma: Original: Francés. Éditions Julliard, París, 2015
- Traducción al castellano: Alianza Editorial (2015)
- Traductor: Wenceslao-Carlos Lozano
- Nº páginas: 174
- Imagen de portada: Ouchene Amine
Que buen post, se conseguirá este libro en versión digital? Aun no lo he visto por acá en las librerías, y dudo que suceda… saludos desde misosoafrica.worpress.com
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Deberías de mirar en la editorial. Desconozco si hay versión digital, sé lo que se siente cuando se quiere leer algún libro y no hay manera de dar con él… Gracias, un abrazo y hasta cuando quieras.
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Bueno…. era wordpress.com… los teclados digitales aun me traicionan…
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