Publicado originalmente en África no es un país. 24/12/2015
Deborah Ahenkorah, voraz lectora desde sus tiempos infantiles en Ghana, y ya estudiante en una universidad de los Estados Unidos, decidió fundar allí su propia organización para enviar miles de libros a más de 30 países africanos. Quería que otros niños a los que les gustaba la lectura tanto como a ella, pudieran tener acceso a todos los libros que quisieran.
Un día que estaba colaborando para un envío de cerca de 8.000 libros, se encontró con uno entre las manos que le reclamó con fuerza la atención. Al abrirlo descubrió que en él aparecían imágenes de una niña africana. El libro la detuvo en seco. Se dio cuenta de que de los miles y miles de libros que su organización había enviado hasta entonces hacia el continente africano, éste era el primero que representaba a la gente a la cual se enviaban los libros. Deborah comprendió de golpe que desde niña había leído libros occidentales y, después de una década larga, el problema seguía siendo el mismo: los niños africanos seguían sin tener acceso a libros que narraran sus historias o coincidieran con sus realidades. Así fue como en 2008 se le ocurrió crear The Golden Baobab Prize.
¡¡Habrá que conseguirlo!! 🙂
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