
¿Qué es un clásico? Casi siempre unimos este adjetivo a aquellas obras que logran perdurar en el tiempo, de modo que se sobreentiende que una obra clásica procede del pasado. Tiene que poseer una pátina que lo lleve a través de los años y siga manteniendo intacto el interés por ser leído en cualquier época y en cualquier lugar. Para Italo Calvino (¿Por qué leer a los clásico?) «es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir», son textos que «cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad». Para él cada cual tiene los suyos, siendo el clásico de cada cual «aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él«. En cambio, Borges (Sobre los clásicos) desmitifica esa idea común que se identifica con los libros considerados clásicos. Él piensa que es peligroso «afirmar que existen obras clásicas y que lo serán para siempre» porque el carácter de clásico no le viene dado a una obra por sus cualidades o méritos intrínsecos, sino por acuerdos y decisiones previas de generaciones de lectores que «han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término». Para él, “Clásico no es un libro que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad”.
Y, ¿Qué es un «clásico» «africano»? Las comillas vienen al caso porque me parece que ambas palabras conducen a la imprecisión. Indefinición porque (además de lo comentado) podemos encontrar clásicos de otras épocas o más contemporáneos. Simplificación porque africano vuelve a ser una categoría inmensa. Máxime si tenemos en cuenta que algunos «clásicos africanos» están escritos en lenguas africanas, o proceden de la «oratura», tal es el caso de la Epopeya de Sundiata, un poema épico del pueblo mandinga que relata la historia del héroe Sundiata Keita, fundador del Imperio de Malí. La historia ha sido transmitida durante siglos gracias a la narración oral de los poetas griot de África Occidental. Olaudah Equiano “El africano” nos narró su vida de esclavo, después vino Thomas Mofolo quien ficcionó en Chaka (1925) la vida del misterioso rey zulú del mismo nombre y su imperio antes de la colonización, en lengua sesotho. Y Shaaban Robert, fue el primer poeta y ensayista de África oriental en lengua swahili, cuya obra Kusadikika (1951) está considerada un clásico en el continente.
Delimitados los márgenes que quedan, os voy a ofrecer un listado de 10 obras (más una) que aparecen invariablemente bajo esta etiqueta. Los límites estrechos de esta lista los encuadran únicamente los «clásicos» escritos en el siglo XX. Además solo aparecen aquellos que han sido traducidos a nuestras lenguas, quedando fuera obras tan importantes como The Beautyful Ones Are Not Yet Born de Ayi Kwei Armah, A Question of Power de Bessie Head, Efuru de Flora Nwapa y The Song of Lawino de Okot p’Bitek (ambas cumplen 50 años de su publicación en 2016) o los poemas de Tchicaya U Tam’si.
1.-El diablo en la cruz (1950) de Ngugi wa Thiong´o
Ngugi wa Thiong´o usó el papel higiénico para escribir una de sus novelas más conocidas, que supuso un punto de ruptura en la narrativa africana. El diablo en la cruz, es una novela plagada de simbolismos, en la que se mezclan canciones, cuentos y la voz del Tañedor de Gicaandi, que en la mejor tradición africana nos cuenta la extraordinaria historia de cinco personas que se suben a un matatu para ir desde Nairobi hasta Illmorog, invitados, sin conocer la razón, a una extraña celebración: una fiesta del diablo, una competición para escoger siete expertos en robos y hurtos. Durante el viaje estas personas irán contando sus vidas y repasando el antes y después de la independencia de Kenia.
2.-El bebedor de vino de palma (1952) de Amos Tutuola
Narra el viaje que tiene que realizar el protagonista cuando su sangrador se cae del árbol y muere. La novela se mueve entre lo fantástico y lo irreal, entre la vida y la muerte, entre lo natural y lo espiritual. Tomando como base los relatos de la tradición oral de su pueblo, el escritor inventó una historia cimentada en ese estilo, logrando un texto lleno de riqueza, imaginación y sorpresa. Sin embargo, cuando se publicó no fue bien recibida en Nigeria. En su tierra natal arreciaron las críticas: el protagonista era un borracho y encima analfabeto, la imagen que Tutuola daba de África era negativa y deshonrosa. Además estaba escrita en un mal inglés, repleto de repeticiones, frases inconexas, fallos gramaticales y errores sintácticos. Wole Soyinka, en cambio, opinaba que la obra de Tutuola constituía la mayor aportación realizada a la literatura africana del siglo XX y Chinua Achebe también la destacó.
- Mozkor bat sasirik sasi [Euskera] (Pamiela)
3.-La trilogía de El Cairo (1956) de Naguib Mahfouz
La trilogía (formada por los libros: Entre dos palacios, Palacio del deseo y La azucarera) nos invita a entrar en la vida de la familia de Ahmad Abd el-Gawwad, un carismático comerciante del barrio antiguo de El Cairo. Es allí donde presenciamos la historia de tres generaciones de esta familia a lo largo de una época especialmente agitada para Egipto. El primer libro comienza en 1917, año en que este país se encontraba ocupado por los ingleses y comenzaba a dar señales de su deseo de independencia; y el último termina en 1944 (en 1952 los ciudadanos egipcios derrocaron la monarquía y en 1954 el último soldado inglés abandonó este país).
4.-Todo se desmorona (1958) de Chinua Achebe
La ignorancia nos lleva a menudo a desconocer sobre lo que hablamos. Aquella África primitiva, repleta de seres simples, incapaces. A los que había que sacar de su pozo sin fondo, del salvajismo. A los que había que tratar necesariamente como inferiores para que pudiera justificarse el atropello, con la descarada apropiación de todos sus recursos humanos y materiales. Achebe desafió al eurocentrismo y derrumbó esa imagen de manera increíble, certera y sin concesiones de ningún tipo. Han pasado más de cincuenta años desde que se publicó esta novela. Se han vendido millones de ejemplares y se ha traducido a más de cincuenta idiomas. Aún hoy, es imprescindible leerla.
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- Gainbehera dator dena [Euskera] (Alberdania)
- Todo se esfarela [Gallego](Rinoceronte Editora)
- Tot se’n va en orris [Catalán] Ediciones 62
5.-La aventura ambigua (1961) de Cheikh Hamidou Kane
Una escuela llegada de la mano de los invasores es la que hace iniciar el choque entre la tradición y la “modernidad”. La dominación colonial francesa de la sociedad comienza a exigir (política de asimilación) la educación de los jóvenes más brillantes y más prometedores, como el excepcional Samba Diallo, en la cultura francesa .Es aquí cuando comienza el debate entre lo que han de hacer/deben de hacer/quieren hacer. La escuela extranjera como nueva forma de guerra de los extranjeros. O una nueva vía para aprender de los invasores.
6.-Los soles de las independencias (1970) de Ahmadou Kourouma
Toda la novela es una crítica tanto del antes como del después, de la época precolonial como de la post-colonial y a la larga quizás se trate de una especie de profecía que mira hacia el futuro. La trama comienza con una muerte. Una muerte anunciada a la manera malinké que nos empieza a dar las claves de lo que nos espera a continuación. Aquel funeral no es como los funerales que se hacían antes de los Soles de las independencias, nada es ni será como era antes de las independencias, antes de las promesas incumplidas, mucho antes de que pasara el arrollador alisador europeo y lo dejara todo patas arriba. Y eso que antes estaba la colonización, los trabajos forzados, los impuestos y las carreteras.
7.-Mi carta más larga (1979) de Mariama Bâ
Una mujer viuda, Ramatoulaye, va desgranando su vida en una larga carta escrita a su amiga divorciada, Aïssatou.Desde la primera línea, el tono de la novela es el de la confidencia. Sientes que Ramatoulaye está abriendo su ser más íntimo a su mejor amiga, y el lector se siente testigo de estas confesiones. Ese aire intimista, delicado, poético, que alterna entre lo amargo y lo dulce, lo reivindicativo y lo cruel, no cesa en ningún momento. Nos hace partícipes de una vida que intenta ser vivida en plenitud, a pesar de los obstáculos, las tristezas y los sinsabores, una vida que se nos muestra abiertas las puertas de par en par, con esperanza en lo que vendrá.
- Una carta molt llarga [Catalán] (Takusan Ediciones)
- Hain gutun luzea. [Euskera]. (Edo¡)
8.-El pan a secas (1973) de Mohamed Chukri
Abiertas las venas para que veamos con mayor facilidad lo que somos incapaces de ver, Chukri nos va desgranando su vida de niño. Desde la primera página sabemos que no va a haber lectura tranquila. El lenguaje es seco, directo, preciso y duro como una piedra. No quiere adornos en su escritura y no los necesita, en pocas palabras logra lo difícil: decir tanto y tan extremo. Mohamed Chukri (1935-2003) fue niño de la calle y analfabeto hasta los veintiuno y logró, gracias a una extraordinaria sensibilidad y una insaciable ferocidad lectora, convertirse en escritor. Le dio igual que ganara o perdiera, se entregó totalmente a la lectura y a la escritura, que se convirtieron en su refugio. Fue la suya una literatura áspera, dura, una literatura a secas
9.-Amkullel, el niño fulbé (1982) de Ahmadou Hampaté Bâ
Este libro narra la infancia del escritor hasta la edad de veintiun años. Fruto de una prodigiosa memoria, capaz de recordar los detalles más ínfimos, la narración sobrecoge por la naturalidad con la que escribe sobre la historia de Malí, su cultura y su organización social, al tiempo que describe el paso de un mundo precolonial (donde predominaba la oralidad) y colonial, donde la palabra lo era todo. Trufado de proverbios, con pasajes de una sabiduría inmensa, lleno de humor y alegría de vivir, es una de las mejores recomendaciones para todos aquellos que siguen creyendo que África no tiene nada que enseñarnos: «Permanece a la escucha-se decía en la vieja África-, todo habla, todo es palabra, todo intenta comunicarnos un conocimiento…»
10.-Las tinieblas de tu memoria negra (1987) – Donato Ndongo

«Las tinieblas de tu memoria negra no es sino un ejercicio catártico, un buceo por las profundidades del alma del guineano, un intento de hallar respuesta a tanta angustia como la que sufrimos entonces y que sigue atormentándonos todavía hoy»,afirma al respecto su propio autor. El niño sin-nombre protagonista, junto al otro narrador, una voz más coral que usa la segunda persona lo que le permite un análisis diferente y más distanciado respecto a las experiencias y vivencias más íntimas y subjetivas del niño, nos habla desde la angustia y el rompimiento. No en vano se trata de un híbrido, que ha crecido a caballo entre las creencias y tradiciones de su tribu Fang y los ritos y oraciones del mundo occidental. Estamos en plena colonización.
11.-Condiciones nerviosas (1988) de Tsitsi Dangarembga
Estamos en Rhodesia (actual Zimbabue), a finales de los 60 y principios de los 70, bajo el régimen de Ian Smith que supuso un «apartheid» en realidad. Su hermano ha sido el elegido para acceder a una educación que es lo que Tambu más ansía y que le es negada incluso por su propio padre que piensa que no tiene sentido. Para ella es la única manera de salir del entorno de pobreza y no – futuro (el que le corresponde a una mujer, negra, analfabeta y pobre) que la rodea.
12.-Tierra sonámbula (1992) de Mia Couto
«Estoy harto de vivir entre muertos», dice Muidinga uno de los dos protagonistas de esta novela, lo mismo podría haber afirmado Mia Couto. Esta es la realidad de la que parte esta extraordinaria novela que nos adentra en un país, Mozambique, en plena guerra [tras la independencia en 1975, estalló el conflicto civil que se mantuvo hasta 1992]. Vivir entre muertos y, a pesar de todo, sobrevivir; marchitos y desesperanzados. Un libro que propone la lectura como vía para sobrevivir, para continuar, para reencontrarnos a nosotros mismos a través de ella, para sentir que formamos parte de una cadena subterránea y que, a través de los libros, los sueños, lo real y lo mágico, se puede seguir avanzando, huyendo del árido y terrorífico presente, como el crío soñador, como el viejo prodigioso, con toda su humanidad intacta.
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Desconozco si las obras que he listado se seguirán considerando así en el futuro o si por el contrario acabarán en el olvido. Sé que es posible que dentro de unos años yo misma comprobaré si siguen inmutables, pero lo que casi con seguridad no lograré saber es cuáles son «los clásicos de cada uno de vosotros» o si para entonces «vuestros clásicos» habrán cambiado.
Pingback: 10+1 “clásicos africanos” que desconozco si están entre los tuyos | noteolvidesdelsaharaoccidental
Buenas ideas para «regalarse» en estas fiestas 😉 ¡Gracias por la orientación! 🙂
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En mi lista, además de algunos de los que pones, tendrían que aparecer «el grano de trigo» de Thiong’o, «cantos de sombra» de Senghor, «lanzadera en una cripta» de Soyinka, «Historia de una granja en África» de Olive Schreiner y por la influencia que dicen ha tenido y por ser «la madre de la novela africana moderna», «Efuru» de Flora Nwapa. Aunque seguro que si la lista la hago mañana aparecerán otros.
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En la lista que he elaborado me he ceñido a escritores que ya han desaparecido por acotar un poco ante la dificultad porque en realidad tendríamos que hablar de clásicos por países y eso poco a poco. Y que estén publicados en castellano.
Esta es una lista (no es la mía) elaborada a partir de las menciones como libros «clásicos» de los mismos. Pero tienes razón y he integrado “Efuru” de Flora Nwapa, entre los que no están traducidos. Tomo nota de tu lista con tan sugerentes e interesantes títulos. Y gracias por comentar. Un abrazo. Sonia
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Estupenda lista, aunque claro que otros son candidatos a entrar, pero como muestra es muy significativa. Pondría por ejemplo a Coetze… No obstante, una aclaración: Cheik Amidou Kane está afortunadamente entre nosotros, aunque por mi parte dejaría sin dudarlo La aventura ambigua en la lista.
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Gracias por tu aporte…. y tu corrección. Un lujo tenerte por aquí. Un abrazo.
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Apenas hoy descubrí este hermosos blog. En el año 2010 fui por primera vez a Africa (Chad) y unos meses antes hice una lista de literatura africana y poco a poco fui encontrando algunos de libros seleccionados en las librerias. ¡Me hubiera gustado contar con esta selección! De los que mencionas he leído dos, «Todo se desmorona» y !mi carta más larga». Espero continuar la búsqueda y añadir más en la lista…
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