No ficción Vinieron de fuera

Un holocausto y medio cada año: Martín Caparrós nos desnuda El Hambre

Maquetación 1

Land grab es la palabra para designar el “acaparamiento de tierras”, una manera de nombrar un robo que es una condena a muerte para mucha gente. En nuestro moderno vocabulario contemporáneo las letras se juntan para disfrazar maneras de exterminar o, quizás, para hacer más digerible lo innombrable. O también para no acabar de nombrar nunca a las cosas por su nombre. Land grab es una de las causas por las que mucha gente alrededor del planeta pasan hambre. “Hambre” otra palabra que se volvió imposible de tanto usarla:“ El hambre en el mundo es una frase hecha, un lugar común”.

Todo lo que leáis a continuación es el resultado de una lectura extenuante y exprimidora como es El Hambre (Anagrama, 2014) de Martín Caparrós sobre un tema tan difícil, tan esquivo, tan directo y tan brutal (tan asqueroso, en suma). Se trata de uno de esos libros que una va escuchando que están en camino, que una va leyendo en adelantos, luego en entrevistas, sobre cómo surgió, por qué, que una va tentando desde lejos hasta que llega el día en el que no se aplaza más su lectura. Hasta que llega el día en el que una deja de preguntar, como coartada, ¿para qué leer un libro sobre un tema como el “Hambre”? (cuando en realidad lo que una no quiere es verse metida en ese barro). Para confirmar que cuando lo acabas, éste te taladra y te deja demolida (por razones obvias) pero sobre todo te deja interrogada.

En Daca, Bihar, Bentiu, José León Suárez, aquí mismo, me parece que todo lo que puedo contar son obviedades: lo que abunda, lo corriente, lo evidente. Y después vuelvo al mundo donde vivo y caigo otra vez en la distancia: lo fácil es vivir ahí ignorando -todo esto-y lo bien que nos sale (pág.587)

El libro se inicia en Níger con la historia de Aisha, la joven que si pudiera pedir lo que quisiera pediría dos vacas para no volver a pasar hambre. A priori, Níger “se supone que es el ejemplo más claro del hambre estructural, un lugar muy árido donde es difícil cultivar”. Sin embargo, es el segundo productor de uranio del mundo (pero los que lo explotan son una empresa francesa y una china) y el 40% de su presupuesto estatal viene de ayudas y cooperaciones del Primer Mundo. Es una de esas verdades que se nos escamotean (que no queremos mirar), para que sigamos pensando que en Níger la gente pasa hambre porque hay pobreza, cuando “la causa principal del hambre en el mundo es la riqueza: el hecho de que unos pocos se queden con lo que muchos necesitan, incluida la comida” (pág.274).

Después de Aisha vendrá un torbellino de desigualdad en forma de datos, países, personas, historias, hasta completar un ensayo que Caparrós tardó cinco años en escribir y que se desparrama en más de 600 páginas en las que el componente autobiográfico es muy fuerte y en el que va desnudando nuestras imágenes y estereotipos sobre el hambre (y nuestras inacciones).

Pero, ¿qué es el hambre?. En un momento del libro una mujer dice que lo que ella soporta no es hambre. Tenemos asociada la palabra a las grandes desgracias, a las hambrunas que dejan sin aliento. Pero, a su lado, se encuentra la menos visible “malnutrición estructural”, la “normalidad de tantos”, de muchísimas personas que no comen a diario, provocándoles enfermedades o directamente la muerte, de tantos seres que su única lucha diaria es la de llevarse algo a la boca. Esa hambre silenciosa, que se escenifica tan mal, de la que nos habla Martín Caparrós en este libro, o esa hambre escondida sobre la que escribe Lola Hierro en este artículo.

A las madres de Sudán del Sur, a las de la India o a las de Argentina, les da vergüenza que alguien mencione siquiera la posibilidad de que su hijo esté en el límite porque no come lo suficiente. Se sienten malas madres y sufren el doble, por su hija moribunda y por su suerte de madre y mujer. El hambre tiene su rostro: “el 60% de los hambrientos del mundo son mujeres”.

Caparrós ha sentido la necesidad de escribir el libro, “porque no me soporto si no hago” y por sus páginas, en la convicción de que la solución es política“, no esquiva la actuación de las ONG, de las religiones y de las creencias, del ecologismo, de los gobiernos y sus políticas. Pero, sobre todo, carga contra nuestra fracasada civilización, en un planeta capaz de producir comida más que suficiente para alimentar a todos sus habitantes, ignoramos al “Otro Mundo”, son deshecho, nada.

“Siempre lo tentamos todo al futuro”, escribe Manuel Caparrós. Pero, en este caso, “El futuro es el lujo de los que se alimentan”.

Ficha:

  • Título original:  El Hambre (2014)
  • Idioma: Original: Castellano
  • Editorial: Anagrama. Colección Argumentos (2014)
  • Nº páginas: 632
  • Puedes leer un capítulo, aquí
  • En la Revista Altaïr Magazine, Martín Caparrós desglosa algunos capítulos del libro con fotografías, aquí

1 comment on “Un holocausto y medio cada año: Martín Caparrós nos desnuda El Hambre

  1. Pingback: El Hambre | emak bakia

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