En 2004 Phaswane Mpe fallecía, a la edad de treinta y cinco años, víctima quizás del SIDA. Un mes después, su amigo y también escritor, K. Sello Duiker, se suicidaba, ahorcándose, a la edad de treinta años. Ambos estaban considerados las más firmes promesas de la literatura post-apartheid sudafricana.
La temprana desaparición, de manera sucesiva, de los que estaban llamados a ser los narradores de la «nueva Sudáfrica», dejó un vacío enorme, sobre todo en los círculos literarios y en las jóvenes generaciones de escritores. Se fueron, precisamente, cuando el apartheid vivía sus últimas horas.
El también escritor Fred Khumalo resaltó que Kabelo Sello Duiker era, en aquel momento, una estrella en ascenso y estaba ungido como portavoz de su generación. «Quizás, en cierta forma, nosotros lo matamos. Lo pusimos en un pedestal. Pusimos demasiada presión y expectativas en él», sugiere en un intento por entender los motivos de su muerte. Antes, Duiker había explorado temas poco convencionales, se había adentrado en la denuncia de la situación de los «niños de la calle» y la explotación sexual, había escrito sobre homosexualidad, un tema tabú, y estaba considerado «la más prometedora de las emergentes figuras literarias del África negra.»
Soweto, 1974
Tenemos que remontarnos a 1974, año en el se había aprobado el Decreto Medio de Afrikáans, para hallar el año de su nacimiento. En aquella época mediante el mencionado decreto se obligaba en las escuelas a usar el afrikáans, el idioma del opresor. Tras la medida, la tensión fue en aumento, hasta que en 1976 los estudiantes tomaron las calles, organizando una marcha y uniéndose frente a la «Orlando West High School», en Soweto. La Policía dispersó a los casi 20 mil alumnos a balazos, se contaron por centenares las víctimas de aquella masacre.
El apartheid marcó la vida de muchas personas. También la del futuro escritor. Duiker procedía de una familia acomodada y sus padres decidieron enviarle a un colegio privado de blancos, con el objeto de proporcionarle la mejor educación posible. Sólo otro niño negro asistía a aquellas clases con él. De naturaleza sensible, sintió de manera profunda las diferencias raciales que le dejaron íntimas cicatrices de por vida y que, con posterioridad, volcó en su obra.

Debido al trabajo de su padre, en una compañía internacional, viajó mucho con su familia a Londres y a Francia, donde prosiguió sus estudios, pero donde. sobre todo, leía sin mesura. Duiker afirmó que fue su madre, lectora compulsiva, la que le mostró la pasión por la lectura. Entre los escritores prefería a Bessie Head, Dambudzo Marechera, Ben Okri, Zadie Smith o Ayi Kwei Armah.
En 1995, retornó a Sudáfrica, un año después de las primeras elecciones que consolidaron el fin del apartheid, y se matriculó en periodismo en la Universidad de Rhodes, creando con Phaswane Mpe el círculo de poesía «Seeds». En 1998, viajó a Ciudad del Cabo, donde escribirá la primera de sus tres novelas.
«Thirteen cents»: encontrando su voz
Su primer libro, Thirteen cents (2000), del que se ha realizado una re-edición en 2013, y con el que ganó el «Commonwealth Writers Prize for Best First Book» 2002, lo escribió en Ciudad del Cabo, donde el autor dijo, en una ocasión, «encontró su voz». Lejos de su acomodada vida, Duiker se perdió en Ciudad del Cabo, durmió en la calle, tomó drogas y experimentó con el sexo. Allí, durante tres semanas compartió su vida con los «niños de la calle».Vivencias que después trasladó a la ficción.
Azure, el protagonista de Thirteen cents, un niño huérfano de apenas trece años, se ve obligado a prostituirse para sobrevivir en la ciudad. Las explícitas escenas de sexo (en Los deseos afines, se puede leer un capítulo del mismo en castellano) con una relación de comercio sexual entre el joven negro y un hombre rico blanco, junto a la descripción del sórdido, violento y despiadado mundo en el que se mueve el joven, supusieron el abordaje de temáticas novedosas y arriesgadas hasta el momento y lograron que la atención se girara hacia Duiker: había nacido la nueva estrella de las letras sudafricanas.
«The quiet violence of dreams»: la confirmación
Su segunda novela fue descrita por el periódico británico «The Guardian» como «una mirada fascinante a la cultura juvenil y a la manera en la que los jóvenes sudafricanos, blancos y negros, tratan de crear una identidad mezcla de sus raíces africanas con una cultura más global».
La trama de la novela gira en torno a Tshepo, estudiante de la Universidad de Rhodes que ha estado confinado en una institución mental después de un episodio de ‘psicosis inducida por cannabis’. Una vez que consigue acabar sus estudios, marcha a Ciudad del Cabo donde comienza a trabajar como camarero pero Tshepo pierde su trabajo y, desesperado por la carencia de ingresos, acepta trabajar dando masajes para hombres bajo el seudónimo de «Angelo».

Con su segunda obra confirmó que «el sexo en sus novelas era una manera de volver a lo esencial, escondido detrás de la raza y el género». Por este trabajo obtendría el «Herman Charles Bosman de literatura en inglés» y los halagos de la crítica y del público. No fue, por lo tanto, un escritor sin reconocimiento. Al contrario, gozaba de éxito de ventas y trabajaba, además, escribiendo episodios para una conocida telenovela.
Los paralelismos entre el argumento de la novela y su vida, hicieron que se especulara sobre cuánto de autobiográfico había en la misma, sobre todo en relación a su tendencia sexual. Sin embargo, cuando era interpelado sobre la cuestión, Duiker contestaba que los paralelismos se limitaban a que tanto Tshepo como él habían estudiado en la misma universidad y habían ido a Ciudad del Cabo después. Eso era todo, también en el hecho de que habían tomado drogas, admitía.

Dicen que Duiker, no ocultaba su malestar ante la actidud de sus compatriotas que tenían una visión exclusivista sobre lo que debía entenderse como cultura. «¿Siempre tengo que pedir disculpas por querer más de lo que tiene mi cultura que ofrecer?», se preguntaba su personaje Thsepo, «¿Soy un vendido, un Tío Tom?, ¿Los que se adhieren estrictamente a su propia cultura no practican una especie de estancamiento, una forma de incesto?».
En los últimos tiempos, Duiker, a pesar de trabajar como editor, parecía insatisfecho, odiaba su trabajo, se encontraba en un lugar en el que no quería estar. Se sentía atrapado por su estilo de vida, la mercantilización y el consumismo son temas comunes en su obra, al igual que la búsqueda de la identidad.
Si el adolescente de Thirteen cents pierde su nombre Azure, por el seudónimo «Azul» en referencia al color de sus ojos, y en su segunda novela Thsepo se convierte en «Angelo», estas pérdidas de identidad son el resultado de un largo proceso. La familia de Duiker (nombre afrikáans) la vivió cuando tuvo que renunciar al original «Lesufi», una forma como otra cualquiera de intentar ser aceptados en la Sudáfrica del apartheid.
El 19 de enero de 2005, sumido en una profunda depresión, se habla de trastorno bipolar, puso fin a su vida. Momentos antes había expresado que sentía cómo la medicación que tenía que tomar era un peaje a pagar demasiado grande, tanto para su creatividad artística como para mantener su alegría de vivir.
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