Hugo Pratt estuvo durante algunos años viviendo en Etiopía. En 1936, a los ocho años, se instaló allí en compañía de su padre, funcionario colonial, que falleció en aquellas tierras. Pratt estuvo seis años en Abisinia y dicen que su forma de entender el mundo cambió. De la amistad que trabó con un joven etíope nacería luego el personaje de Beni Amer Cush de Las etiópicas, un guerrero Afar. Cush es la encarnación del África que adora Pratt, a las antípodas del sueño colonial de su padre. “Me di cuenta que los países colonizados me gustaban mucho más que aquellos que los habían conquistado”, explicaría años más tarde [1].
Este italiano fue un hombre de una intensísima e interesante vida. Culto, inteligente, excelente escritor y dibujante, toda su trayectoria anterior y posterior tuvo que quedar por fuerza bajo la sombra del personaje por el que será recordado siempre: ”Corto Maltés“. Pero, ¿quién se puede resistir a este marinero hijo de una gitana, romántico y aventurero, siempre viajando de un lado para otro y conociendo a múltiples personajes históricos?, ¿cómo podría ser recordado sino por esta creación mezcla de vagabundo errante y hombre solitario?. Corto Maltés es un personaje inquietantemente atractivo e hipnótico, rodeado de escenarios míticos y diálogos escuetos plagados de literatura. Un personaje de otra época. “En un mundo donde todo es electrónico, donde todo se encuentra calculado e industrializado, no hay lugar para un tipo como Corto Maltés” (Hugo Pratt, citado en la obra de V. Mollica y M. Paganelle, Pratt, 1980).
Las fronteras entre el creador y su criatura no siempre son muy nítidas y en este caso parecen que confluyen en muchos puntos en común. De hecho en los dos únicos libros que existen sobre su vida, parece mezclar la suya con la del personaje que creó. Es por esa confluencia por la que podemos leer en la biografía de Corto: “en Diciembre de 1928 Corto se encuentra en Harar, Etiopía, acompañado del novelista Henry de Monfreid y del paleontólogo y teólogo Teilhard de Chardin. Una acuarela de Hugo Pratt aparecida en la Revista Corto lo atestigua.”[2]
Hugo Pratt fue un gran lector; entre sus escritores favoritos se encuentran: Jorge Luis Borges, Joseph Conrad, Fenimore Cooper, Herman Melville o Jack London y Rimbaud, quien como él pasó una temporada en Etiopía. En 1991 la editorial independiente Gallo Nero le encargó diez acuarelas para ilustrar el libro del poeta francés Cartas de África (también conocidas como cartas de Abisinia). La segunda de las aventuras de Las etiópicas se abre con los versos de Rimbaud y no son los únicos en el libro (Bradt, el oficial de la armada británica que los lee, comenta en voz alta maravillado: «francés maldito, pero gran poeta»). También hay una alusión a R.Kipling (al que Corto denomina el escritor de los imperialistas). Sin duda muchas referencias literarias en las aventuras de Corto Maltés, lo que lo puede convertir en un personaje no apto para todos los públicos.
Las etiópicas pueden llevar a engaño porque no se ambientan únicamente en Etiopía, sino que se desarrollan tanto en Yemen como en varias localizaciones africanas, junto al ciclo Los Escorpiones del Desierto y Ana de la jungla recuperan en parte las vivencias de Pratt en su estancia en Etiopía [3]. Son 4 aventuras y vamos contemplando cómo se afianza la amistad entre Corto y Cush a través de ellas. En Las etiópicas, situada la acción aproximadamente en 1918, Corto realiza una reflexión sobre si mismo: «Yo no soy un héroe…Soy como los demás. Y como los demás tengo derecho a equivocarme sin estar obligado a hacer examen de conciencia cada vez…» frase que constituye toda una descripción de lo que es este personaje de cómic.
El libro se cierra con una aventura que tiene como protagonista a los leopardos. Sin embargo, uniendo de nuevo (ya había aparecido en el capítulo anterior el personaje de Samhael, el hijo de la muerte) realidad o creencias, vivos o muertos, magia o realidad (lo que para nosotros es difícil de entender), Corto se encuentra cara a cara con un leopardo, un hombre convertido en leopardo, y Pratt pone en boca de uno de estos hombres-animales la siguiente frase: «Los mandatarios coloniales son blancos…Y los blancos nunca han entendido África.»
Ficha:
- Título original: Les ethiopiques (1972)
- Idioma: Original: Francés
- Para escribir este comentario he utilizado como lectura la versión en euskera publicada por «Antxeta argitaletxea»(Baiona)- Ethiopikoak
- Otras traducciones de esta obra:
- Las etiópicas-Editorial Norma (2006)
- Las etiópicas-New Comic (1987)
- Las etiópicas-Nueva Frontera, S.A
- Ethiopikoak [euskaraz] Antxeta argitaletxea
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