Mady Diallo, Aïda Novela

Kuty, memoria de sangre- Aïda Mady Diallo

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Aïda Mady Diallo fue la primera escritora sub-sahariana en escribir una novela negra, esta que aquí se comenta. Además, lo hizo siendo muy joven y teniendo una buena acogida. Con posterioridad abandonó la escritura para dedicarse a desarrollar servicios de Internet. Esta novela y No Title, escritas en el mismo año, son las únicas obras de Diallo,  que después no volverá a escribir más; su último trabajo ha sido una serie para la televisión sobre una típica pareja maliense y sus cuitas diarias. La razón que le llevó a escribir Kuty, memoria de sangre fue el escuchar, una y otra vez, las terribles historias que le contaba la gente que viajaba al norte del país desde Bamako.

Todos hemos oído hablar de los tuaregs, los “hombres azules”, un legendario pueblo que se desperdiga por varios países africanos, debido a la escuadra y cartabón aplicada a dicho continente para trazar sus fronteras, y que lucha por tener un estado propio. En enero de 2012 los tuaregs de Mali iniciaron su enésima rebelión y en abril proclamaron la independencia del Estado de Azawad, territorio que ocupa la mitad del norte de Mali y que no fue reconocido por ningún país ni organismo internacional. Parece que grupos tuaregs descontentos se unieron a los salafistas. Éstos buscaban instaurar la saria (ley islámica) en la zona y ante la negativa de los tuareg, fueron expulsados por los islamistas radicales, quedando el norte de país en sus manos y, al parecer, en la de los narcotraficantes. A principios de 2013, los franceses, anteriores colonizadores, intervinieron en el país, muy rico en recursos naturales, sobre todo uranio. En menos de treinta días las ciudades de Gao y Tombuctú eran recuperadas, los terroristas perseguidos y el “orden instaurado.

Los tuaregs han poblado el imaginario occidental con su imagen y con el halo que les persigue de “hombres libres”, “señores del desierto”, indomables e inconquistables. En la introducción quería apuntar la posibilidad de que la imagen tuareg se pudiera haber visto demonizada por los acontecimientos recientes ocurridos en Mali. Esta novela habla sobre un hecho: algunos de ellos han practicado la esclavitud (también los peuls, por ejemplo, lo han hecho). A menudo cuando tenemos imágenes creadas es difícil llegar a creer que puedan tener sus lados oscuros. Es parte del juego del desconocimiento. Sé que este tema requeriría de más profundidad y análisis y este blog ni es el marco, ni yo la persona adecuada para ello, pero siento que es necesario encuadrar la historia que cuenta Kuty, memoria de sangre.

Aïda Mady Diallo nos mete de manera abrupta (con un comienzo realmente impactante), mediante una trama de novela negra, en la historia de una venganza y en una parte bastante desconocida de la historia de los tuaregs: el esclavismo (aunque este no es el tema central de la novela). El padre de Kuty es negro, peul, y su madre «blanca», tuareg. Desde el primer momento conocemos de los conflictos interétnicos. Estamos en 1984 y lo que la pequeña Kuty de diez años presenciará la marcará para el resto de su vida. Una banda de saqueadores tuaregs masacra, viola y asesina a la familia de Kuty. Todo este odio tiene, además, otra razón: «¡Mira con quién te has casado¡ ¡Una maldita furcia¡ ¡Tú y todos los esclavos negros, recogéis a nuestras furcias y os casáis con ellas¡ ” (p.12). Por un lado, el racismo y el odio entre etnias y por otro lado, las venganzas personales.

Aquel suceso dantesco quedará grabado para siempre en la mente de la pequeña de apenas nueve años. Que acabará en Bamako, sola, viviendo en la calle. Desamparada, hasta que dos mujeres la acogen como si fuera su hija y, tras una serie de coincidencias, se reencontrará con los causantes de su desgracia. Continuando la espiral que los tuaregs iniciaron, que parece envolver toda su vida y no permitirle tregua, incluso cuando después de varios meses de rebelión armada el régimen instaurado por Moussa Traoré cae en 1991. En este periodo la violencia es sobrecogedora. “¿Qué valía la vida? ¿El precio de una televisión? ¿El de una radio? ¿El de un saco de arroz? (p.95). Kuty aprovechará los disturbios en Bamako, para excitar  a la multitud contra uno de los localizados asesinos. Tremenda la actuación de  la masa enloquecida. Como todo el libro, negro, amargo, atroz. Hay demasiada violencia en el libro, pero Diallo ha negado que haya perseguido hacer una crítica, mediante una hipérbole, de la obsesión de occidente por los episodios violentos africanos. Parecería que toda la sociedad es una ola de crueldad y muerte, sin embargo Diallo nos muestra que entre tanta violencia también hay motivos para la esperanza: Marceline y Odile acogerán a la pequeña Kuty en su casa, ella misma apadrinará a varios gueribs (niños de la calle), tomándolos bajo su protección y Eddy, un joven blanco, vencerá los prejucios raciales (y de clase) que le acosan y seguirá al lado de la joven (de manera bastante ciega, todo hay que decirlo).

Por un lado, la novela es muy floja y bastante simple en su trazado, sin acabar de atar la trama y con diálogos nada naturales, la protagonista se mueve por venganza y su búsqueda de los asesinos se torna increíblemente fácil y sin problemas (un exceso de irrealidad). Desde el principio impactante pensamos que la novela va a seguir el mismo patrón hasta el final, pero la trama decae saltando de cliché en cliché sin tregua. La ejecución de los asesinatos tiene mucho de artificio, hasta el cuarto asesinato, que es como una especie de micronovela dentro de la novela (en donde la joven da rienda suelta a toda su perversidad). Toda la narración es muy visual, casi como una película, y muy superficial, no ahonda en casi ninguno de los múltiples temas que trata y sus personajes son apenas trazos. Es género negro  pero  se entrecruza con el romántico, adoptando todos sus moldes pero también gran número de clichés y estereotipos.

Por otro lado, Aïda Mady Diallo eligió un tema que induce a la reflexión o investigación posterior, una trama que impacta por su crudeza y que deja al lector en un estado de intranquilidad o repulsa abierta, a pesar del convencional final. Como he leído, y estoy de acuerdo, no es una novela sobre el perdón o la búsqueda de las mutuas razones, es una especie de grito de desahogo ante la violencia y la nula convivencia y respeto entre etnias, y ante la total impunidad que parece imperar. Ante ello Kuty aplica la “ley del Talión” caiga quien tenga que caer. Incluso inocentes: los hijos, ¿tienen que pagar por los crímenes del padre?. A veces maquiavélica, a veces una niña herida de manera devastadora e irremediable, sentimos compasión por lo que ha vivido Kuty y, al tiempo, nos sentimos horrorizados por sus actos que no hacen sino perpetuar lo que le rompió la vida.

«Se acordaba de sus padres. Su padre, negro como ella. Su madre, blanca como él. Pensaron que su amor sería más fuerte que el diferente color de su piel y que vencería el resentimiento de sus familias. Se equivocaron. Y, sin embargo, eran del mismo país. Kuty se dio la vuelta hacia Eddy. La mirada del joven delataba los sentimientos que albergaba hacia ella. Pero se sentía lejos, separada de él por el apartheid que no acababa nunca en Sudáfrica. Por la esclavitud aún muy presente en América. Por África, que seguía siendo sacrificada.» (Página 117-118)

Ficha:

  • Título original:  Kouty, mémoire de sang ()
  • Idioma: Original: Francés
  • Traducción al castellano: El Cobre Ediciones (2009)
  • Traductora: Cristina Abril Soubagné
  • Imagen de portada:  Ilustración de Sergio Piera
  • Nº páginas: 172

Tamikrest significa «cruce» en la lengua de los Kel Tamashek, un pueblo del Sáhara tradicionalmente nómadas conocido como los tuaregs.

1 comment on “Kuty, memoria de sangre- Aïda Mady Diallo

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