Tipasa (Argelia)
Albert Camus, nacido en Argelia, escribió dos ensayos sobre este lugar: Bodas en Tipasa y Retorno a Tipasa. Fundada por los fenicios, el emperador Claudio la convirtió en una colonia y fue una de las ciudades más importantes del Imperio romano en la actual Argelia. A fines del siglo VII, la ciudad fue destruida por los árabes y reducida a ruinas.
Sobre su regreso a uno de los lugares de su infancia, las ruinas de Tipasa, escribió un relato de apenas 10 páginas, Retorno a Tipasa. Allí hay un monumento erigido en honor al escritor, en el cual está grabada una de las frases de aquel breve texto: “Aquí comprendo lo que llaman gloria: el derecho a amar sin medida”.
En la primavera, Tipasa es habitada por los dioses y los dioses hablan en el sol y en el aroma de las hojas de ajenjo, en la armadura de plata del mar, en el azul puro del cielo, las ruinas cubiertas de flores, y las grandes burbujas de luz entre los grupos de piedras. A ciertas horas del día el campo se encuentra oscurecido de luz solar. Los ojos tratan en vano de percibir algo más que las gotas de luz y los colores que tiemblan en las pestañas. El aroma pesado de las plantas aromáticas hiere la garganta y sofoca en el vasto calor. A lo lejos, apenas puedo distinguir la masa negra del Chenoua, sembrada en las colinas alrededor de la villa, moviéndose con lento y pesado ritmo hasta finalmente acurrucarse en el mar […] Por el momento al menos, el choque de las olas contra la playa sin fin, vino hacia mí a través de un espacio danzante con polen dorado. Mar, tierra, silencio, aromas de estas tierras. Yo bebía a plenitud una vida plena de aromas, hundiendo mis dientes en la fruta del mundo, dorada ya, y dominado por la sensación de su jugo fuerte y dulce, corriendo por mis labios. No, no éramos ni yo ni el mundo los que cantábamos, sino solamente la armonía y el silencio que da nacimiento al amor entre nosotros.
Fragmentos de Boda en Tipasa (1953) de Albert Camus. Publicado en LOS ELEMENTOS DEL REINO. Ezra Michelet Ediciones. Editor: Ignacio García
En Tipasa, el ver equivale a creer y no me obstino en negar lo que pueden tocar mis manos y acariciar mis ojos. No siento la necesidad de hacer de ello una obra de arte, pero sí de contar lo que es diferente. Tipasa se me antoja como esos personajes que describimos para expresar indirectamente una opinión sobre el mundo. Como ellos, da testimonio; y lo da virilmente. Ella es hoy mi personaje, y me parece que acariciándola, mi embriaguez no tendrá fin. Hay un tiempo para vivir y un tiempo para testimoniar la vida. Hay también un tiempo para crear, lo que es menos natural. Me basta vivir con todo mi cuerpo y testimoniar con todo mi corazón. Vivir a Tipasa, testimoniar, y la obra de arte vendrá luego. Hay en esto una libertad.
Nunca permanecí en Tipasa más de un día. Siempre llega un momento en que se ha visto demasiado un paisaje, lo mismo que se necesita largo tiempo antes de verlo bastante. Las montañas, el cielo, el mar son como rostros cuya aridez y esplendor se descubren a fuerza de mirar en vez de ver. Pero, para ser elocuente, todo rostro debe sufrir cierra renovación. Y se queja uno de fatigarse demasiado pronto, cuando debería admirarse de que el mundo nos parezca nuevo por haber sido solamente olvidado.Fragmentos de Boda en Tipasa (1953) de Albert Camus. Publicado en LOS ELEMENTOS DEL REINO. Ezra Michelet Ediciones. Editor: Ignacio García
Volvía a encontrar allí la antigua belleza, un cielo joven, y ponderaba mi suerte, comprendiendo por fin que en los peores años de nuestra locura el recuerdo de este cielo no me había abandonado nunca. Era él quien, para concluir, me había impedido perder la esperanza. Yo había sabido siempre que las ruinas de Tipasa eran más jóvenes que nuestras obras en construcción o nuestros escombros. El mundo empezaba allí cada día con una luz siempre nueva. «¡Oh, luz!», ése es el grito de todos los personajes enfrentados, en el drama antiguo, a su destino. Ese último recurso era también el nuestro y ahora yo lo sabía. En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible.
Fragmentos de Retorno a Tipasa (1953) de Albert Camus. Publicado en Cuatro cuadernos.
Fantástico texto. Gracias por la aportación.
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Cuantos recuerdos. Tipaza la belleza mediterránea. Simboliza cultura, paz, naturaleza en su máximo esplendor. Para mi un lugar maravilloso.
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«A fines del siglo VII, la ciudad fue destruida por los árabes y reducida a ruinas» – Cuánta tristeza produce leer esa frase y ver esas fotos de ruinas….
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