Se iniciaba el año con la publicación por parte Binyavanga Wainaina del “capítulo perdido” de su exitoso libro de memorias Algún día escribiré sobre África. La pieza titulada “Mum, I am homosexual“ era un texto muy personal en el que plasmaba la oportunidad perdida de confesarle a su madre (ya fallecida) que es homosexual. Pero la presencia del escritor, a pesar de no haber publicado ningún libro este año, no se limitó a esta mediática declaración. En abril, la revista TIME le eligió como una de las 100 personas más influyentes del mundo.
En febrero, comenzaba la cuenta atrás para los actos de la capitalidad mundial del libro, que recaían por primera vez en una ciudad subsahariana; Port Harcourt (Nigeria). Y en marzo, se rumoreaba sobre la posibilidad de ver llevada al cine la multipremiada novela de la nigeriana Chimamanda Ngozie Adichie, Americanah (que podíamos disfrutar, ese mismo mes, en castellano) protagonizada por la oscarizada Lupita Nyongo. Por lo que no fue extraño que desde Wiriko afirmaran que «la literatura nigeriana está de moda«.
En abril, diferentes eventos giraron de nuevo en torno a la literatura: La celebración de la 40º Conferencia de la Asociación Africana de Literatura (ALA) en Johannesburgo fue un punto de reflexión, y la potente lista #África39 todo un hallazgo que, aunque con ausencias e incomprensiones varias, arrojaba un buen número de voces jóvenes, nuevas y no tan nuevas, pero que aseguraban la buena salud de las letras africanas. También fueron bien recibidos los nombres de los nominados al Caine, un premio que sobre todo en sus últimos años lleva asociada la polémica. En este mes fallecía el colombiano Gabriel García Márquez y desde aquí le rendimos un pequeño homenaje, aprovechando el haber sido (y seguir siendo) fuente de inspiración para muchos escritores africanos.
El 25 de mayo, el Día de África, conseguimos que ocho personas relacionadas con el continente y con las letras africanas nos dieran una lista con sus recomendaciones. Fue una de las entradas del año más visitadas. También en mayo realizamos nuestra primera (y por el momento) única entrevista al marfileño Venance Konan, descubierto gracias a la buena labor de 2709books. La etíope Liyou Libsekal ganaba el Premio Brunel con el poema“Riding Chinese Machines“ que nos recordaba la presencia China y su influencia en el crecimiento de muchas ciudades africanas, e iniciábamos nueva sección de ensayos.
El verano nos habló de antiguos nobeles pero por muy diferentes razones. Por un lado, la infancia de Wole Soyinka, quien cumplía ochenta años (en un año en el que ha tenido un especial protagonismo), se llevaba al cine desde su propia tierra, y por otro lado, la sudafricana Nadine Gordimer fallecía dejando como legado su última obra, Mejor hoy que mañana que parecía premonitoria desde su mismo título.
Septiembre volvió a negar el Nobel de Literatura a Ngugi wa Thiong´o, eterno candidato, que este año sonaba con fuerza inusitada. En Octubre, su hijo Mukoma rompió una lanza en favor de las lenguas africanas y anunció la creación de un premio para las obras literarias en idioma swahili. Diciembre se llevó consigo la frágil salud de la egipcia Radwa Ashour para siempre mientras Cabaret Voltaire terminaba de reeditar la trilogía de la vida de Mohamed Chukri que hacía tiempo era imposible de encontrar. Una nueva editorial Jimsaa se unía desde Senegal, a las más conocidas Parresía, Kwela o Cassava, y nos indicaba que en África seguían apostando por crear sus propias historias.
Todos estos libros (y más) llegaron en 2014, pero siempre estaréis a tiempo de sumergiros en sus lecturas.
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