Chiziane, Paulina Novela

Vientos del Apocalipsis-Paulina Chiziane

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La primera escuela literaria de la mozambiqueña Paulina Chiziane fue el fuego. En torno a las fogatas, su abuela le contaba historias que después ella siguió recordando y al final recuperó para plasmarlas por escrito. Nació en 1955, en Manjacaze (Gaza, al sur), bajo la colonización portuguesa. Fue una niña observadora e introvertida que dormía durante el día para poder estar despierta toda la noche. Amante del silencio, se pasaba las horas realizando dibujos con acuarelas, pero debido a lo caro del material recibía serias reprimendas de su padre que no podía comprarle pinceles y pinturas, por lo que decidió que en lugar de pintar sus sueños, los escribiría.

Sin quererlo, se convirtió en la primera novelista de su país con la publicación de Balada de Amor ao Vento (1990). Después vinieron, entre otros, Vientos del Apocalipsis (1999), El séptimo juramento (2000, Takusan Ediciones, 2007),  Niketche, una historia de poligamia (2002, El Cobre Ediciones,2004), con la que ganó el premio «José Craveirinha» de 2003 y O Alegre Canto da Perdiz (2008).

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A siku ni siko li ni psa lona

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Paulina Chiziane. Foto: debatemoz.com

Esta canción popular changane (una de las lenguas más habladas de Mozambique) significa: «Cada día tiene su historia«, frase que se repetirá en varios momentos del libro. Son historias lo que nos quiere contar la escritora que ya desde el mismo prólogo nos invita a compartirlas: «Venid todos y oíd. Venid todos con vuestras mujeres y oid la llamada. No queráis la nueva música de timbila que me viene del corazón» es la canción popular de 1943 atribuida a Gomucomu que sirve de llamada y que abre el libro.

Enlaza de esta manera la escritora con su propio mundo narrativo, el que surgió del fuego y de los cuentos. Al tiempo que supone una invitación a contemplar la lectura como un acto colectivo y no individual, el que produce el saber que la historia lanzada al viento llegará al oído de múltiples personas, y nos atrae hacia el mundo mítico de las narraciones orales. «La tierra gira y gira, la vida es una rueda, llegó la hora, la historia se repite, karingana wa karingana.» (pág. 16). Proverbios que aparecerán a menudo en la historia, entrelazando el saber popular con la modernidad. Oralidad que salpica todo el libro.

No en vano, Chiziane rehúsa el término de escritora y solicita que la llamen «contadora de historias«.

Los jinetes de la tierra

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Parte de un mural que celebra la lucha por la independencia en Maputo.      Foto: BBC

Vientos del Apocalipsis nos adentra en la guerra civil de Mozambique. Tan solo dos años después de la independencia (1975), el país se vio sumergido en una guerra que duraría dieciséis años (1977-1992). Los enfrentamientos entre los miembros del Frelimo (acrónimo de Frente de Liberación de Mozambique), hoy en el Gobierno, y la Renamo (Resistencia Nacional Mozambiqueña), dejaron un millón de muertos.

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Cuadro del pintor mozambiqueño Malangatana

La novela narra una historia que se inicia en el poblado de Mananga. Paulina Chiziane escribe y describe una situación de pesadilla. El bucle de hambre, muerte, violencia, inhumanidad amenaza con no tener fin y parece pintar, como cuando era niña pero sin rastro de inocencia, auténticos y macabros cuadros donde lo único que queda es la sinrazón, la locura y la masacre. Si la lectura perturba y presenta momentos de incomodidad y desasosiego extremos, debido a su exhaustividad, también está dotada de otros más ligeros y que nos reconcilian con lo contado. No obstante, es tanta la barbarie, el desazonamiento presentados, que amenazan con taponar nuestros sentidos como una manera de salir de ese tunel cada vez más estrecho de hambre-guerra-muerte que Chiziane nos presenta de manera insistente en este descenso a los infiernos. Y de orfandad total y absoluta.

De lo viejo a lo nuevo: la vida es una rueda

La primera historia es la de Minosse y Sianga y sus descendientes. El hambre en el pueblo mananga, debido a la sequía, es un jinete que cabalga sin freno. La desesperación atiende a cualquier razón, a cualquier superstición. La solución ha de estar en una receta del pasado: la «ceremonia de la lluvia» para que vuelvan las cosechas. El pueblo sumido en la modernidad ha perdido sus ancestrales tradiciones y Chiziane crítica esa postura. «Las costumbres y las tradiciones sufrieron alteraciones en los últimos siglos. La gente oyó las palabras de los hombres que vinieron del mar y se transformaron, abandonaron a sus dioses y creyeron en dioses extranjeros. Los hijos de la tierra abandonaron la tribu, emigraron hacia tierras extranjeras, y cuando regresaron ya no creían en los antepasados, se afirmaron como dioses ellos mismos.» (pág.52).

Mario Macilau
Fotografía del mozambiqueño Mario Macilau, Life goes on (green boy), 2009.

Sianga (antiguo régulo) es el catalizador de la situación. Antes de la independencia tuvo poder, su propia mujer le acusa de haberse enriquecido abusando de su pueblo, pero después se vio privado del mismo, es un ser cruel y solitario que se pasa el tiempo rumiando. La desesperación de la gente hace que se convierta en la persona del pasado capaz de devolver la vida. Así realizará la ceremonia de la lluvia y volverá a ostentar el viejo trono. Pero no llegará ni una gota de lluvia, y la llegada de los macuácua que huyen de la guerra, es una agresión, una invasión para los mananga que deben guardar cada trozo de comida. La traición ya está labrada. Sianga conspira contra su propio pueblo y planea un ataque en su contra «Soplan vientos de nuevos cambios y todo será como antes.»

«Lo que pasó en Mananga fue una confrontación de lo nuevo con lo viejo. Si para Siaga el problema era el poder, para el pueblo era un problema de identidad de cultura (…) la inestabilidad es el precio de todos los pecados» (pág.247)

Los otros jinetes del Apocalipsis

La devastación total de la aldea, traerá la necesidad de huir. Empieza el éxodo. Ambos pueblos, olvidando las enemistades, partirán juntos. Será la huída por el paisaje del dolor y la muerte. De una guerra de la que se desconoce las razones y que solo provoca miedo, hambre y orfandad. Aquí Chiziane describe escenas dantescas, que parecen querer llamar la atención sobre la inacción y la indiferencia: un niño sujeta la cabeza separada del cuerpo de su madre, en un pasaje y nos cuenta que a menudo se deja de alimentar a los hijos, o se les abandona o se les mata por ser una boca más.

Por fin llegan a la aldea del Monte, gracias al nuevo y renovado liderazgo de Sixpence, al lugar en el que son acogidos por otros que les ayudarán. Incluso en las canciones de dolor hay una estrofa de esperanza. Sin embargo, otro peligro acecha, esta vez llegará la lluvia que provocará una vez más la catástrofe. Todo el país está sumido en la desesperación y el hambre. Desde fuera, Europa promete ayuda humanitaria, contra la que también carga la escritora«Todo el mundo sabe que en este mundo cruel nadie da nada a cambio de nada» (pág.216).

«Hablando de la historia de Mozambique, no sé si yo podría decir que mi pasado es más noble que el presente. El pasado estaba lleno de guerra, llena de luchas, conflictivo y lleno de debilidades y consideración. Hablando desde mi pasado, desde el hoy de una Paulina con 57 años, el pasado de mi país tenía la traición de los propios africanos que negaban su cultura y se entregaron a la bandeja del sistema portugués. Tenía muy fuertes luchas indígenas contra los asimilados, hubo masacres, no era todo esto. Yo vengo de ese pasado. Sin embargo, no había duda, porque la nobleza que se movía a la gente a luchar por una vida de mayor libertad es un valor digno de preservar.» [Paulina Chiziane]

La mujer en el centro de la historia

A Paulina Chiziane se la considera una feminista. Sobre esto ella comenta: «En Mozambique cuando una mujer escribe algo sobre mujeres la llaman feminista pero cuando el hombre escribe cosas de hombres no lo llaman machista, entonces, porqué la necesidad de crear un rotulo para alguien. Yo no quiero aceptar ese rotulo. Yo escribo las cosas como mujer que soy, lejos de mi están esas ideas, no me siento bien cuando me llaman feminista, porque solamente escribo cosas de mujeres porque soy mujer. Porque mi mundo es ese universo.»

«Esto, quizás, pueda ayudarnos a recordar, enlazando con nuestra manía tan occidental de poner a todo etiquetas y con lo que me decían mis amigas sierraleonesas, que no existe el feminismo como visión universal y monolítica de la situación de la mujer en el mundo, como muchas veces el reduccionismo etnocéntrico de los países del Norte quiere imponer al resto del mundo.» (Chema Caballero-África no es un país). Chiziane es feminista, pero feminista a su manera, «la obra no desafía el estatuto de la mujer africana”. Efectivamente, para Aurora Moreno Alcojor-Por fin en África en el libro-se refiere a  Niketche, una historia de poligamia– las mujeres se rebelan pero de un modo absolutamente extraño e incomprensible para nosotras en Europa

Steve Bandoma
Steve Bandoma

En Vientos del Apocalipsis aparecen varias mujeres, Minosse, Wusheni, Mara y Emelina. Minosse, que nos acompañará durante toda la novela, es la mujer de Sianga. Al principio solo tiene palabras de amargura por su situación. Comprada en la adolescencia, jamás conoció el placer de la intimidad ni el calor de una sonrisa de amor. Soporta la poligamia y los malos tratos diarios de su marido. Estas mujeres viven en un entorno en el que la mujer no puede elegir marido y los hombres llegan a culparlas incluso de la carencia de lluvia. «Había argumentos de sobra: la mujer es la causa de todos los males del mundo, es de su vientre que nacen los hechiceros, las prostitutas.» (pág,84)

Sin embargo, y a pesar de su sumisión, aplastadas por el poder del hombre, la escritora nos descubre poliédricas facetas (aunque Chiziane esboza demasiado), que quizás no nos contenten, pero que hay que valorar. A Minosse le da el papel de conciencia de la guerra, cuando ésta acoge a un par de huérfanos bajo su protección, desafiando al resto de la comunidad que rechazan a ambos niños. Mara eludirá las órdenes de su novio y seguirá cuidando de Sixpence en un acto de rebeldía y, por último, Emelina nos conmocionará al mostrarnos la faceta más cruel, que Chiziane no elude enseñar.

Apenas he hablado de la orfandad, es cierto. Ni del dilema de una anciana moribunda ante el futuro sombrío e incierto de sus hijos tras su muerte. Niños, mujeres y ancianos, en las guerras sobre todo siempre salen perdiendo, pero eso ya lo sabéis.

Los moribundos saben que nada tienen y nada son. Buscan desesperadamente al culpable de su situación para poner en sus hombros el peso de la maldición. Las culpables son las madres que los trajeron al mundo de la desgracia. Los culpables son los reyes y los régulos que se preocupan del poder y se olvidan de la felicidad de sus semejantes. Los culpables son ellos que no supieron defenderse, que no huyeron a tiempo, que no se escondieron, que no fueron cautelosos y se dejaron agarrar por las balas asesinas. Los culpables son los dioses, son los difuntos que no los protegieron. Los culpables son todos. El culpable es nadie. La culpable es la imperfección de la naturaleza humana. El hombre ama su propia vida, pero desde el principio del mundo se divierte arrebatando las vidas ajenas. (pág.188)

Ficha:

  • Título original: Ventos do apocalipse (1993)
  • Idioma: Original: Portugués
  • Traducción al castellano: Editorial Txalaparta (2002)
  • Traductor: Marta Rosa Sardiñas y Teresita Urra
  • Páginas: 258

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4 comments on “Vientos del Apocalipsis-Paulina Chiziane

  1. ¡Hola! Leí Vientos del apocalipsis hace tiempo y recuerdo la sensación de descubrir en Chiziane a toda una contadora de historias, que tampoco nos escatimaba crudeza. Me gustó mucho…

    Gracias por tan detallada resena. Un saludo.

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