
Gcina Elsie Mhlophe (Hammarsdale, 1958), es una mujer muy conocida y querida en Sudáfrica. Contar historias es algo habitual y tradicional en África-subsahariana y Mhlophe es una de las pocas narradoras mujer de su país. Ella trabaja la narración de cuentos con poesía. Al mundo de los Griots, en Sudáfrica se une la figura del Imbongi, un cantante de alabanzas al rey, una manera de contar pensada para hombres. Sin embargo, Mhlophe lo eligió para dar a conocer su primer poema que «fue sobre un profesor que tenía en el colegio, lo describí cómo El hombre que atravesó el río, ya que tenía un gran poder de abrir los ojos de los niños hacia la poesía, hacia la cultura y el conocimiento”. Todo el mundo se sorprendió de que usara dicha manera de representación.
Los que la han visto interpretar afirman que «cuando Gcina Mhlophe se sube al escenario, anuncia su entrada a través de un ritual. Y luego entras en el ritual: se aferra a ti, él te sostiene porque ella se aferra.»
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Su actual estatus lo inició de la mano de su abuela «quien fue un elemento muy importante en mi infancia, ella me hizo sentir amada, valiosa, me enseñó todas nuestras tradiciones orales con las que pude salir adelante, yo no sabía que iba a ser una embajadora del arte”. A través de sus actuaciones, en cuatro de los idiomas sudafricanos: inglés, afrikaner, zulú y xhosa, logra mantener viva la narración oral y anima a los niños a leer. Al contrario de lo que pudiera parecer, las historias no se ciñen al pasado ancestral, “nuestros cuentos no se reducen solo a mitos, están muy relacionados con lo real. En nuestros cuentos hay todo tipo de temas como el abuso a las mujeres, los jóvenes desempleados, niños que aún buscan su identidad en el mundo, personas que están buscando un escape a la represión y el dolor de mi país”.
LA BAILARINA
Mamá,
decime que fuiste una bailarina,
decime que tenías largas
y hermosas piernas para llevar tu cuerpo grácil
me dicen que fuiste una bailarinaMamá,
me dicen que cantabas solos hermosos
me dicen que cerrabas los ojos
siempre que el sentimiento de la canción
estaba bien y que levantabas la cara al cielo
me dicen que fuiste una bailarina encantadoraMamá,
me dicen que siempre fuiste suave
hablan de un sauce que se balanceaba
amorosamente sobre el agua que corría clara
en la temprana primavera cuando hablan de ti
me dicen que eras una bailarina lentaMamá,
me dicen que eras una bailarina de casamientos
me dicen que sonreías y cerrabas los ojos
tus brazos curvados apenas hacia afuera
y tus pies revolviendo la arena;
tshi tshi tshitshitshitha, tshitshi tshishitshitha
¡Oh ji! Cómo quisiera estar ahí para verte
me dicen que era un placer verteMamá,
me dicen que yo también soy una bailarina
pero no sé…
No sé con seguridad qué es ser una bailarina
de casamientos, no hay más casamientos
sino muchos, muchos funerales
en los que cantamos y bailamos
corriendo rápido con los ataúdes
de una que iba a ser novia o uno que iba a ser novio
extrañas sonrisas reemplazaron nuestras lágrimas
nuestros ojos están llenos de venganza, MamáQuerida, querida Mamá,
me dicen que soy una bailarina de funerales.Gcina Elsie Mhlophe
Mlophe además de activista, luchadora anti-apartheid, dramaturga, música, directora teatral y actriz, es escritora de literatura infantil. Desde 1988 ha estado llevando a cabo talleres de narración de cuentos en las bibliotecas, escuelas y centros de formación del profesorado. Su única obra traducida al castellano es una historia para niños: Nozi, madrina de libros (Ed.Ecaré).
El libro cuenta como en la aldea de Dududu la gente no comprende el amor que tiene Nozi por los libros. Tampoco entienden por qué los colecciona y los guarda ordenadamente, porque Nozi no sabe leer. Entonces un niño llamado Muzi llega a la vida de Nozi y le brinda la oportunidad de descubrir lo que los libros cuentan: maravillosas historias sobre la vida y el mundo.
Preguntada sobre su historia favorita, Mhlophe vacila antes de decidirse por una que su abuela le contó siendo niña. Es la historia de un príncipe que pasó su juventud en silencio, sin hablar. Después de ir a las montañas, el príncipe volvió, se arrodilló frente a su padre y le habló por primera vez. Las palabras fueron «Baba, Baba, quiero la piel de Nana Bulele.» Nana Bulele era una criatura rara y peligrosa y nadie más estaba dispuesto a cazarlo. El príncipe tuvo que ir por su cuenta y reclamar su premio. «Es una historia increíble para mí, y aunque mi abuela no me explicó nunca su significado, con el paso de los años, más consciente era de por qué la historia se había quedado para siempre dentro de mi » dice.
Es una historia sobre la búsqueda de la propia voz, y sobre el coraje que hay que demostrar para llegar a una meta que nadie más siente que se pueda lograr.
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