Appanah, Nathacha Novela

El trópico de la violencia de Appanah no da tregua al lector

Son los paraísos. Mayotte suena a sol y a vida bella. Mauricio, de donde es la escritora Nathacha Appanah, aún más. Abres el telón de fondo de la arena blanca y las aguas turquesas, el imaginario que acude en un primer momento, y tiemblas ante la oportunidad que te ofrecen algunas lecturas como este libro. Y dudas. Porque donde antes querías sumergirte de manera plácida y entera, comienza a emerger una especie de desazón, de intranquilidad ya que prevés que algo se va a astillar irremediablemente. Lo intuyes desde la primera página y haces un amago de dejar el libro de lado.

Mayotte. Departamento francés. Apodada la isla de los perfumes o la isla del lago. Llamada Mahoré. Se halla entre Mozambique y Madagascar. Todo parece comenzar por «M» en esta zona africana, como Mauricio, el lugar de nacimiento de la autora de Trópico de la violencia. La isla – escenario de esta obra, Mayotte, es Francia. Además de un reclamo para el turismo, este lugar es, como consecuencia de los subsidios económicos que llegan desde la metrópoli, un imán que atrae a decenas de miles de migrantes que navegan en kwassas kwassas (en otros lugares son las barcas, pateras o balsas, en definitiva lo mismo) desde Madagascar, Comoras u otros países africanos.

Escrita por una mujer que supo desde el principio que para contar esta historia no se podían usar paños calientes, se trata de una realidad difícil de poner en papel sin caer en fáciles complacencias o buenismo compasivo. Autora de El último hermano, en la que también indaga en la infancia, Appanah fue a Mayotte con su marido en 2008, permaneciendo en la isla dos años, donde vio la situación que vivían los denominados «menores no acompañados». Impactada quiso contarlo.

La trama se deshilvana a través de cinco voces narrativas, dos de ellas, la de dos menores, actúan como el reverso del otro, mostrando cómo se llega a la misma situación de calle desde dos experiencias vitales diferentes. Lo que por un lado nos hace preguntarnos si realmente han tenido otras opciones en su camino para poder esquivar el destino que otros tantos como ellos antes han experimentado, y por otro lado si los que les rodean (políticos, policías, cooperantes…) han hecho lo necesario para evitarlo.

Entre episodios que hacen necesario parar de leer, con la música a todo volumen, las drogas y las películas pornográficas de fondo, rociados con la soledad y la violencia de las pandillas de muchachos que solo se tienen a si mismos, observamos lo sencillo que es ver el momento en el que una vida se decanta por la cuneta mientras crece el resentimiento y el rechazo. Y lo difícil que es detener ese instante. Habrá quién la trama le asuste, solo vea monstruos y le sea imposible llegar a entender cómo se escora alguien hacia la violencia y la frustración. Habrá quién no llegue a comprender nada. Appanah lo sabe, por eso ha escrito esta novela. «¿Las vidas en esta tierra valen lo mismo que todas las vidas en las demás tierras, ¿o no?», se pregunta uno de los narradores.

Somos lectores y espectadores de un drama que se repite en todo el mundo. Un universo marginal que a menudo se oculta, lleno de menores que intentan encontrarse, ser aceptados, tener un lugar y un futuro. Mientras, se agarran a lo que sea ante la común indiferencia. Mira, en esta dura e increíble novela también a un libro, a uno solo, un único libro que uno de los dos menores protagonistas lee una y otra vez. El niño y el río de Henri Bosco. Al niño le apasiona, le habla de alguien, te lo quiero contar esta vez: le habla de su madre.

Trópico de la violencia (Tropique de la violencia, 2016). Natacha Appanah. Editorial De Conatus, 2019. Traducción: Mercedes Corral.

6 comments on “El trópico de la violencia de Appanah no da tregua al lector

  1. Me encantan los cambios estéticos en el blog y el nuevo aumento de actividad.

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  2. Alberto Mrteh

    ¡Qué buenísima pinta tiene esta novela!
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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  3. Pingback: Un mapa africano literario por países – Literafricas

  4. Anónimo

    me ha gustado mucho la novela, muy bien narrada.

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