No ficción Vinieron de fuera

Áfricas- Bru Rovira

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Desde el inicio de este libro, el periodista Bru Rovira, nos advierte: «Sin la experiencia del sentir-y no sólo del dolor, sino también del gozo-es improbable que se produzca el fogonazo del saber. Los libros, las fantasías, los sueños, los ideales, el amor, «la pasión intelectual» se convierten en conocimiento sólo cuando les acompaña la «expresión física de la vida»: aunque no es imprescindible viajar en trineo hasta el polo Sur, es importante salir de casa» (pág. 11).  Áfricas, entre la crónica y el periodismo literario, es el mejor ejemplo del tipo de periodismo que le gusta realizar a este reportero que huye de ir a donde van todos y a quien le gusta transitar por «carreteras secundarias«, y es un libro contado desde las entrañas. «Me quedan pocos ideales sobre el heroísmo y la mítica figura del reportero», escribe. «Rezo para que no se me atrofie la sensibilidad que me permite percibir los gritos del silencio, la de vida de los parias de esta tierra».

Áfricas da datos y sitúa cada país en su contexto histórico y político, a veces utilizando explicaciones más largas y otras veces, en cambio, sirviéndose de apenas una cita o la historia de una fotografía, pero sobre todo logra explicar los conflictos o la situación de carestía de las cuatro Áfricas que aparecen en el libro: Sudán del Sur, Somalia, Liberia y Ruanda, a través de las voces y de los silencios de las personas que va conociendo, con las que comparte, a veces minutos y a veces días. Rovira sabe que no son necesarios fríos datos para hacer llegar al lector lo que supone vivir una Somalia, por ejemplo, cuyos habitantes pueblan la deriva.

Áfricas  es un libro que intenta hacernos partícipe del horror de la niña violada en múltiples ocasiones, del estupor que causa conocer que una vida en Somalia  vale 10 céntimos de euro, de la incapacidad de sacar una sonrisa de un grupo de niños hambrientos, extenuados, que deambulan por la tierra arenosa del sur de Sudán. Los seres que se asoman por sus historias nos retuercen el corazón y nos dejan sin aliento. Son cosas que pasan no tan lejos. En ese continente al que solo volvemos la vista cuando asoman, en la televisión o en los periódicos, cuerpos inertes, atravesados por el hambre, la desesperanza o las enfermedades. Son las Áfricas de los conflictos con miles de muertos interminables, de los niños-soldados, de las violaciones en masa, del fracaso de occidente, de los intereses creados, de nuestra responsabilidad, de la cobardía cuando llega el horror y del «sálvese quien pueda» que tanto nos gusta practicar, de toda esa verdad incómoda.

El texto es un conjunto de relatos que consigue orquestar cada voz dentro de un coro que nos habla de miseria y dolor, mucho, mucho dolor, pero también de la dignidad de los que, a pesar de lo que han vivido, siguen adelante. Es un alegato frente al anonimato en el que se sumerge una y otra vez al continente. Está escrito con lágrimas, desgarros, recuerdos e, incluso traumas. Su lectura es de las que te deja sin aliento por lo incómoda que resulta a menudo. Al leerlo sientes como si estuvieras encima de un fuego lento que te está quemando por dentro, abrasándote con las historias, quemándote sin posibilidad de volcar agua encima. Sabes que no hay salida para el mutismo del niño en el campo de refugiados de Liberia que se encierra en si mismo y sientes esa desesperanza absoluta descrita en su larga mirada vacía, ese insondable dolor, ese despiece que se ha producido en su alma infantil ya para siempre. Percibes la distancia kilométrica que hay entre ellos y nosotros, distancia que Rovira siente también al reconocer que él se gana la vida contando historias de las que se encontraba siempre a salvo. Esa duplicidad insoportable.

Rovira afirma en el libro: «En las guerras olvidadas, la víctima no tiene personalidad. Ni siquiera forma parte de un tiempo histórico y su lugar en el mundo se diluye en el mapa mudo de la desmemoria, desdibujando una geografía sin nombres» (pág. 129). De ahí la importancia de poner nombres a los rostros anónimos, identificarlos, conocer sus historias, sacarlos de esa masa uniforme, difusa y vaga que caracteriza lo colectivo, que estereotipa, tipifica y encapsula, y a la larga silencia y olvida. Contar sus vidas.

Áfricas es un libro dolido, en el que Bru Rovira se va quedando en carne viva. Duro y desesperanzado, repleto de reflexiones personales, a modo de exorcismo de lo vivido y sentido. Comienza con un viaje en el que acompaña a unos músicos de ruta por Sudán del Sur y acaba con la mirada negra, como un pozo lleno de sangre, de la niña de Nyamata en Ruanda. No creo que puedas olvidarla.

Durante las inundaciones de Mozambique del año 2000, una mujer fue rescatada por un helicóptero junto al grupo que se había refugiado en unos árboles. Con gran dificultad, la tripulación sudafricana del helicóptero consiguió echar unos cables para subirlos a bordo, pero al llegar a la cabina, la mujer, desesperada, empezó a gritar y, de pronto, se lanzó al agua. ¡Había olvidado su olla y de ninguna manera se marcharía sin ella!

El piloto del helicóptero no podía creerlo. Una hora de vuelo de aquellos aparatos alquilados en Sudáfrica costaba cinco mil dólares. ¿Cuánto cuesta una maldita olla?

Nosotros no lo sabemos. Los que viajamos con un billete de ida y vuelta jamás conoceremos su precio. Pero el precio no explica la vida de la mujer. El precio es nuestra mirada. Ésta es la distancia que a veces siento me separa de la mujer de la olla. La distancia insondable que me separa de África (Página 87)

Ficha:

  • Título original:  Áfricas (2006)
  • Idioma: Original: Castellano
  • Traducción al castellano: RBA (2006)
  • Imagen de portada:  Fotografía de S.Salgado . Amazonia images.
  • Nº páginas: 266

1 comments on “Áfricas- Bru Rovira

  1. Pingback: África solo aparece en la 1ª página de los periódicos | ONG AFRICANDO SOLIDARIDAD CON AFRICA

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