¿Coetzee o Gordimer?. Suele ser una pregunta recurrente, siempre que me la preguntan me acuerdo de otras tantas parecidas, ¿The Beatles o The Rolling Stones?, por ejemplo. A pesar de que ambas me parecen una visión limitada o reduccionista, podéis encontrar la respuesta a la primera en este mismo blog si atendéis al número de entradas comentadas de uno y otro autor (no es una buena regla en general, pero en este caso, sí). Reduccionista, porque hay mucho campo literario en Sudáfrica antes y después de estos dos nobeles literarios. Ellen Kuzwayo, André Brink, Achmat Dangor (La maldición de Kafka), Damon Galgut, Zakes Mda, Niq Mhlongo y Lauren Beukes desde la ciencia ficción o James McClure (La canción del perro) desde la novela negra, por citar algunos, demuestran lo anterior.
Mejor hoy que mañana es la última novela de la premio nobel sudafricana Nadine Gordimer, activa a sus 89 años. Incansable luchadora contra el apartheid, en sus últimas entrevistas aflora un sentimiento de desilusión por la situación actual por la que atraviesa Sudáfrica, frente a la que no se resigna. «Siempre me he definido como una realista optimista. Los que luchamos sabemos que unidos pudimos hacer cosas buenas. Cuando terminó el apartheid lo celebramos todos: negros, blancos, ricos y pobres. Pero después de la fiesta viene la resaca: estamos en esa mañana de después. Debes recordar a tus compatriotas que llevamos apenas veinte años de libertad, y nos queda mucho por delante. No tenemos excusa para no crear una vida decente para todos. Pero si a pesar de la enorme y larga lucha que empezó en 1652, cuando llegó el primer barco holandés, lo conseguimos, seguro que podemos hacer cosas buenas, hacer buena nuestra libertad.» (El Cultural)
La pareja compuesta por el blanco Steve (de padre cristiano y madre judía) y la negra Jabuille (descendiente de un Baba zulú que se educó desafiando las costumbres de su pueblo en Suazilandia), el primero químico (puso sus conocimientos para la fabricación de bombas para el CNA) y la segunda abogada, casados a pesar de la prohibición del apartheid en este sentido, ahora con dos hijos y con todo su pasado a cuestas (han participado activamente en la lucha), se enfrentan a una nueva realidad, la que llegó tras el fin del apartheid y tras los primeros pasos titubeantes de la Sudáfrica democrática, en el que contemplan cómo antiguos compañeros en la lucha son seducidos por el poder y el dinero, la brecha social cada vez más amplia (hoy incluso más que cuando gobernaban los blancos) y la xenofobia, provocan un estado de desolación e incomodidad del que Steve empieza a querer salir, buscando como alternativa la posibilidad de mudarse a Australia.
En la novela, sobre todo, destaca la crítica política, a la figura del actual presidente sudafricano, Jacob Zuma, que a pesar de ser juzgado por violación (tremenda la frase que pronunció en el tribunal como defensa: «Jabu no puede hablarle a su padre de la otra orgullosa afirmación hecha en el juicio: que un hombre zulú «no puede dejar a una mujer en ese estado». Que en la cultura zulú es tradicional satisfacer a una mujer que demuestra estar sexualmente excitada.» (pág.150), malversación y tráfico de armas consigue ser elegido como primer presidente de la nación. La escritora pone en boca de los personajes gran número de cuestiones que han surgido tras el fin del apartheid y el post-apartheid: desigualdades sociales, xenofobia, los estragos del SIDA, la falta de trabajo, la corrupción política y la ruptura en la Sudafrica post-Mandela (desde mediados de los 90 hasta finales de la década siguiente). Es a través de sus conversaciones cuando podemos llegar a introducirnos en esa Sudáfrica desconocida, en la que una Jabu se siente desconcertada cuando su marido defiende que la corrupción no es un demérito, está por todas partes, y es una consecuencia de formar parte del sistema democrático. O cuando piensa, frente a la posición de Steve, que sólo se puede decidir que no hay esperanza, si estás acostumbrado a tenerlo todo. O cuando el patriarca Baba defiende a Zuma, haciendo caso omiso de lo que Jabu le cuenta sobre él, a la vez que muestra la gran distancia entre ellos debido a su posición como mujer.
Gordimer (por otra parte, incombustible activista) con un estilo directo, claro, desapasionado, nos dibuja un mundo en el que se ha instalado la desilusión, en una novela que ayuda a conocer la situación actual del país africano. Antes, sus novelas fueron un grito contra la segregación racial (el apartheid prohibió tres de sus libros: A World of Strangers (Mundo de extraños), La hija de Burger y La gente de July), ahora, Mejor hoy que mañana, es una llamada de atención. Un grito, un alzamiento de manos enérgico que nos dice: «eh, mirad para aquí, que están pasando muchas cosas, que la situación tremenda es ésta». Pero también de esperanza.
-¡Debemos tener esperanza…, tenemos que ser diferentes¡ Pero ¿qué estáis diciendo? Ubuntu … ¿Sabéis lo que significa eso? ¿Lo sabéis? ¿Qué está ocurriendo? (pág,119)
Ficha:
- Título original: No time like the present (2012)
- Idioma: Original: Inglés
- Traducción al castellano: Acantilado (2013)
- Traductora: Miguel Temprano
- Imagen de portada: Karel Nel, cuyo cuadro Zero (2002) aparece en la cubierta de este libro, es un artista sudafricano de renombre internacional.
- Nº páginas: 438
0 comments on “Mejor hoy que mañana-Nadine Gordimer”