De esta novela se dijo que “no se podía considerar literatura” y que fomentaba el vicio y la prostitución. Además, a Nawal El Saadawi le fue imposible publicarla en Egipto. Todas las puertas se le cerraron. Se trataba de otro obstáculo, uno más, en el camino que había emprendido desde tiempo atrás. Antes había perdido su trabajo por publicar otro libro, Las mujeres y el sexo, a principios de los setenta, en el que denunciaba la mutilación genital femenina, práctica que ella misma había sufrido. Después pasaría tres meses en la cárcel por su activismo y su insobornable postura vital de denuncia constante en torno a la opresión de la mujer. Y acabó teniendo que exiliarse.
A Nawal El Saadawi una atenta escucha le propició el continuar forjando su opinión y postura. Tras estudiar medicina, sus idas y venidas por las zonas rurales de su país de origen la pusieron en contacto con los testimonios de decenas de mujeres, a través de los cuales comenzó a articular su discurso. Los que conocen la trayectoria de esta escritora saben que el tono inicial, ni siquiera con el paso del tiempo, se ha relajado. Al contrario, pasados los ochenta años de edad la egipcia se define con estas palabras: “Me estoy volviendo más radical con la edad. Me he dado cuenta de que los escritores, cuando son viejos, se vuelven más blandos, pero a mi me ocurre lo contrario: cuanto más vieja, más enojada”.
Mujer en punto cero está considera su obra más importante, y un auténtico clásico de la literatura en árabe (señalar que este mismo año también se ha publicado La cara oculta de Eva. La mujer en los paises árabes por la editorial Kailas). Si bien llama la atención que no haya tenido como base el texto original en árabe; se ha optado por una reedición de la versión inglesa de aquel. A cambio, la editorial Capitán Swing ha introducido un prólogo en el que la propia escritora habla sobre su libro, de manera muy reciente, lo rubrica en 2016. Comienzo que se agradece ya que, a menudo, se desconocen los pormenores y meandros que han llevado a un escritor a fraguar una obra.

Así podemos saber que la protagonista de Mujer en punto cero existió. En el prólogo, la escritora nos habla de cómo surgió esta novela, a camino entre la investigación, un trabajo de campo sobre la salud corporal, psicológica y social, que la llevó a la cárcel de mujeres del norte de El Cairo y la ficción.
“No recuerdo su verdadero nombre, pero tengo su rostro grabado en la memoria”, escribe en esta introducción. La escritora llamó a su protagonista Firdaus y nos relata cómo se sentó “en el suelo de su celda mirando sus ojos fijamente, sin parpadear, escuchando su historia, hora tras hora, sin sentir el frío del cemento ni el paso del tiempo. Su historia me asombró y no me asombró a la vez, me era familiar como si la conociera antes de nacer y también era extraña y pasmosa”.
La historia de Firdaus atraviesa las páginas con su dolorida trayectoria vital. Desde sus orígenes en el seno de una familia de clase social baja, hasta los sucesivos abusos sexuales que padece y que la acaban conduciendo, a pesar de sus estudios, a la prostitución. Y aún y todo, Firdaus sorprende por su búsqueda y su capacidad de impulsarse de nuevo, esquivando los envites que todo aquel que la rodea propina a su dolorido cuerpo y a su pisoteado espíritu. No se trata de una historia original, la base que sustenta Mujer en punto cero suena a conocida. Es la manera en la que la protagonista va exponiendo sus opiniones, según va atravesando las sucesivas fases de su vida, lo que convierte este breve texto en una maravilla literaria.
Radical. Así es esta escritura que pasma por su concreción y su profundidad. A través de Firdaus, Nawal el Sadaawi nos muestra un camino diferente en el que las preguntas que se formulan también lo son: por poner un ejemplo se abre una reflexión sobre si puede la prostitución llegar a ser liberadora. Es decir, sobre si las otras opciones, las a priori rechazadas por incorrectas (después de visionar tanto de una manera tan intensa y abierta), pueden llegar a ser una de las posibilidades para cambiarse a una misma, logrando a la vez una conversión en portadora de una decena de imágenes de las que el resto huye, por lo aterradora que puede llegar a ser la verdad que muestran.
No complacerá a todos. Desenmascara de manera profunda. Suelen producir rechazo los libros que abren brechas incisivas y deslumbradoras. Por eso lo insoportable sería que no existieran.
Mujer en punto cero (امرأة عند نقطة الصفر, Emra’a enda noktat el sifr, 1975). Nawal El Saadawi. Capitán Swing, 2017. Traducción del inglés de Mireia Bofill Abelló. Existe otra versión anterior en castellano publicada por la editorial “Horas y horas” en 1994. También en catalán, Dona al punt zero, editada por Angle Editorial, 2017
Gracias por el descubrimiento.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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